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La maldición de Eva por Rosetta Forner

La Razón
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Ninguna mujer merece ser maltratada. Visto el resultado de las medidas de SanZPdelasruinas, en mi opinión, deberíamos enseñar a las mujeres a dignificarse, a cuidar de sí mismas, a no permitir faltas de respeto. Las «reinas» llevan la corona bien puesta (se respetan y se hacen respetar). Las «damiselas de diadema floja» valoran más «estar en relación» que la calidad humana de quien las corteja. Muchas, en nombre del «amor» no toman en consideración conductas ofensivas: señales de alarma que, cuando se ignoran, se paga caro. Una cosa es el amor, otra alucinar. La «Ratita presumida», acaba devorada por el gato porque está más pendiente de agradar que de con quién se relaciona. Toda mujer, antes de dejar entrar a un hombre en su vida, debería hacerle preguntas, averiguar si es digno de su amor y confianza, si será capaz de respetarla y honrarla. Madurar significa aprender a cuidar de una misma. El enfoque del PSOE ha sido el del victimismo (derechos sí, responsabilidades no). Los resultados cantan. La mujer es responsable de lo que permite, y el hombre lo es de sus conductas machistas. Eso sí, nadie nos hace nada que no permitamos. Urge aprender a respetarnos mutuamente. Urge dignificarnos. Ninguna mujer es menos por no tener pareja. Hay que enviar bien lejos a quien nos maltrate de palabra, psicológica o físicamente. «Lo que se permite es lo que se promueve». No salgas de casa sin haberte tomado cuarto y mitad de dignidad. ¡Ponte la corona y no te la quites ni para dormir! El maltrato no debería existir.