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«Somos un Gobierno socialista que quiere una clase media fuerte»

Al llegar a Madrid, a Chiriboga le sorprendió «la profundidad de la crisis ecónomica». Pese a la importancia de su legación para el presidente Correa, «el sueldo de embajador no da para retirarse». 

«Somos un Gobierno socialista que quiere una clase media fuerte»
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Madrid- De padre serrano (andino) y madre costeña, se considera prueba del mestizaje de Ecuador. Doctor en Derecho, ejerció como abogado hasta que con el presidente Palacio saltó a la política, primero como ministro de Trabajo y luego como titular de la cartera de Interior. Con la llegada de Rafael Correa al poder se hizo cargo de la cartera de Petróleos y Minas. Tras un breve regreso al ejercicio profesional, Correa le recuperó como embajador en España, una legación «que para el presidente tiene más importancia que la embajada en Washington».–Correa definió la diplomacia tradicional como «momias cocteleras». ¡Menuda presión!–Esa forma arcaica de entender la diplomacia todavía existe, pero nosotros trabajamos con objetivos. No buscamos frases de oropel. Es cierto que tienes una vida más confortable que un ministro, sobre todo porque el presidente Correa es un hombre muy activo que programa reuniones a las seis de la mañana. Pero Madrid tampoco es el lugar de vacaciones de los embajadores. –Con la cantidad de ecuatorianos que hay en España ¿puede ser considerada un ministerio más del Gobierno?–Sin duda y con más complejidades porque si eres ministro te ocupas de un terreno concreto, pero aquí tienes una diversidad de hechos más amplia.–Si trabajan más, estarán mejor pagados que los ministros…–¡El doble, pero vives seguro en un país mucho más caro que Ecuador! Allá tienes coche oficial y aquí no aunque, bueno, aquí tienes casa… pero también tienes una gran cantidad de actividades que generan gastos. Me ha llamado la atención que buena parte de mi trabajo se realiza en la embajada, pero también en los restaurantes. Toda la gente hace su actividad política, los negocios y sus relaciones en los restaurantes. Para mí es una carga pesada, pero no puedo hacer nada. Y eso genera gastos. En cualquier caso, no da para retirarse.–Es su primera embajada y lleva unos meses en el cargo. ¿Le gusta?–Tengo un sabor agridulce porque como ministro tienes mayor capacidad de ejecución. Haces gestiones que a veces chocan con trabas burocráticas en Ecuador que si estuviera allí las resolvía en dos días. Eso me angustia.–¿Qué es lo que más le ha llamado la atención de España?–La primera vez que llegué a España, hace 15 años, me sorprendió su capacidad de transformación. Cuando llegas aquí se eliminan muchos mitos, como la España del sarao, de la fiesta y de la siesta. Este es un pueblo trabajador. Aquí la jornada es muy intensa. Están entregados al trabajo porque el coste de la vida es muy alto. Y a mi llegada como embajador me ha llamado la atención la profundidad de la crisis económica.–Un cordobés, Sebastián de Belalcázar, conquistó Ecuador, tomó Quito y fundó Guayaquil, y le aseguro que ni se le estudia ni lo conoce nadie. ¿Nos hemos olvidado de Iberoamérica o es que los españoles nos avergonzamos aún de la conquista?–Las metrópolis siempre se miran el ombligo, pero con los procesos migratorios que vive España se está despertando interés en saber quiénes son estos que llegan. España tiene que revisar su historia desde el siglo XXI.–Si Cortés, Pizarro o Almagro fueran británicos, Hollywood haría películas taquilleras con sus historias.–Pues es cierto. Hubo excesos, pero hay que contextualizar la conquista. Quedaron cosas buenas: el idioma, la cultura… Muchas veces me dicen que hablamos mejor español en América.–Siendo un país volcánico, se pensaba que con la llegada de Correa iba a saltar todo por los aires como si fuera Chávez.–Correa estudió en Europa y EE UU. Es un hombre de clase media. Somos un gobierno socialista que quiere una clase media fuerte. Se dijo que Correa iba a eliminar la propiedad privada. Absurdo. Hemos tenido mala prensa. Se nos ha asociado a una especie de «eje del mal». Venezuela, como nosotros, es un país petrolero que tiene reservas para 400 años. Es fundamental tener buenas relaciones con ellos. Ni Correa ni Morales hacen lo que dice Chávez. –Pues coinciden en todo.–Puede, pero también Francia y España. Y por eso no van diciendo que Sarkozy le da órdenes a Zapatero.–Pues no le diría yo que no… ¿Cuándo van a volver las aguas a su cauce con Colombia?–Han pasado más de dos años del bombardeo en territorio ecuatoriano. Hemos ido resolviendo las disputas. Fíjese que mi esposa es colombiana, ¡como para no llevarnos bien!Sus favoritosDE ESPAÑALe gusta la gastronomía, tanto que está subiendo de peso aunque trata de compensar con el ejercicio. «La paella, el cocido o la tortilla de patatas son iconos de España, pero hay mucho más». Su plato ecuatoriano favorito es el arroz con menestra.UN LUGARLa Amazonia ecuatoriana. «Es un paraíso que hay que visitar. De España, me encantan sus pueblitos», reconoce el Embajador y añade que: «Soy más amante de lo pequeño que de lo grande». SU PASIÓNLos toros. «La sola idea de su prohibición me parece una muestra de intolerancia El toreo es un arte sin ninguna duda».