San Antonio
El Evangelio de San Mateo una llamada a los jóvenes
Del Evangelio de San Mateo, que hoy reparte LA RAZÓN a sus lectores y que encontrarán en sus mochilas los peregrinos de la JMJ, son las palabras que sedujeron a un joven de 20 años en Egipto en el 316 d.C., palabras que cambiarían el mundo.
Madrid- «Si quieres ser perfecto, vende lo que tienes y dáselo a los pobres; luego ven, sígueme, y tendrás un tesoro en el cielo», le dice Jesús a un joven rico. Leyendo ese texto, Antonio, con 20 años, vendió sus 80 hectáreas de terreno. Pero en misa escuchó más de Mateo: «No os preocupéis por el mañana». Antonio vendió ya la casa y el resto de sus posesiones, lo repartió y se hizo ermitaño. Con el tiempo fundaría el monacato en Oriente, y su ejemplo, dos siglos después inspiraría a San Benito para fundar los monasterios de Occidente que salvaron nuestra cultura en época de barbarie. San Atanasio escribió la «Vida de San Antonio», que se convirtió en el primer «best-seller» cristiano después de la Biblia, aún en el siglo IV. Con 30 años, un Agustín recién retornado a la fe la leyó y quedó impresionado. La importancia de San Agustín en nuestra filosofía y literatura, con sus «Confesiones» (del año 400) y «La Ciudad de Dios», es inmensurable. Así, de generación en generación, el Evangelio toca vidas y cambia culturas. Los contemporáneos medievales de Santo Domingo de Guzmán, fundador de los dominicos, comentan que este viajero incansable llevaba consigo sólo dos libros: el Evangelio de Mateo y un tomo con las cartas de San Pablo. En esa misma época, San Francisco de Asís fundaba a los franciscanos. La cita más usada en los textos de Francisco es de Mateo: «Haced a los demás lo que queráis que ellos os hagan». Incluso en épocas modernas y descreídas, San Mateo mostró su poder de seducción. Pier Paolo Passolini, agnóstico, marxista militante y director de cine, escribió que en 1962 pasó la noche en Asís, en casa de unos religiosos, y se leyó de un tirón por primera vez el Evangelio de Mateo, que estaba en la mesilla. En 1964 se presentó su filme «El evangelio según San Mateo», hito del cine hiperrealista. En 1985, cuando Juan Pablo II escribió su «Carta a los Jóvenes», la centró, cómo no, en la escena del joven rico.
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