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Mucho más que una final de Copa

Real Madrid y Barça vuelven a luchar por el título 21 años después. Los Reyes presidirán el partido

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VALENCIA- El Real Madrid tiene más vidas que Lisbeth Salander y Zalachenko, su puñetero padre, juntos. Pep Guardiola lo sabe. Es tan consciente de ello que cuando terminó el partido del sábado, el primer capítulo de los clásicos, regañó a sus pupilos por no aprovechar la inferioridad numérica madridista en el Bernabéu. También él se relajó e introdujo cambios pensando en la Copa del Rey, lo de hoy. Mourinho metió tarde a Özil y éste despertó a la fiera. El empate zanjó la cuestión liguera a favor del Barcelona; pero por la forma en que se produjo supuso una inyección de moral para una buena parte del madridismo, que aún cree.

A Stieg Larsson las aventuras y desventuras de Mikael Blomkuist y de la simpar Salander le dieron para una trilogía: «Millennium». Los cuatro partidos que Barça y Madrid van a disputar en 18 días son cada uno una novela en sí mismos. El 1-1 liguero alertó a Guardiola del peligro que encierra el Madrid cuando está herido y a Mourinho le estimuló para las siguientes confrontaciones. Dice Cruyff que «Mou» «no es entrenador de fútbol, pero sí de títulos, porque es listo». Con diferentes equipos ha disputado 17 finales y ha ganado una docena, incluida la Copa en tres países diferentes. Es un especialista. Jorge Valdano lo corrobora: «Sabe cómo jugar las finales, sabe transmitir y esto es un primer paso muy importante». Guardiola no le va a la zaga, su palmarés es asombroso: seis finales disputadas, seis títulos obtenidos. Una Liga de Campeones, una Copa del Rey, el Mundialito, dos Supercopas de España y una Supercopa de Europa.

Hasta esta tarde, poco antes de que dé comienzo el partido en Mestalla, los entrenadores ocultarán la alineación de esta final que es mucho más que el colofón de la Copa en su edición 108, la más apasionante que se recuerda, seguro que por ser la última. Guardiola incluyó en la convocatoria a Puyol, quien se retiró en camilla del Santiago Bernabéu y dio un salto al banquillo en cuanto pisó la banda, y a Adriano, ambos con molestias. Lo normal es que los dos jueguen, el capitán junto a Piqué y Alves, y el brasileño en el lateral izquierdo, un puesto que se ha ganado a pulso a costa de Maxwell. El resto de la alineación será el equipo habitual: Xavi, Busquets, Iniesta; Pedro, Messi y Villa. La única variación estará en la portería, porque en esta competición ya lo dijo Pep: «Jugarán Pinto y diez más». La táctica: «Jugar atrevidos y valientes para ganar». O sea, en su línea.

La titularidad del guardameta gaditano es innegociable y ni siquiera Valdés la discute. Se trata de mantener el clima de unión en el vestuario. En el Madrid no hay concesiones. Mourinho persigue el primer título, una vez que la Liga duerme el sueño de los justos, en el Camp Nou por tercer año consecutivo, y la Copa, a un partido, parece el ideal para socavar la credibilidad azulgrana con vistas a la apasionante e inminente semifinal de la Liga de Campeones. En la portería, Casillas; en la defensa, Arbeloa, Ramos, Carvalho, Marcelo; en el centro del campo, Pepe, flanqueado por Alonso y Khedira; por delante, Di María y Özil, novedad inicial, y en punta, Cristiano.

Es la alineación probable, razones: Pepe convenció en el centro del campo, fue el mejor el sábado, y la aparición de Özil cambió el signo del partido. Cabe preguntarse ahora para qué quería Mourinho un delantero centro más en el mercado de invierno (Adebayor) si cuando dispone de los tres (Benzema e Higuaín son los otros dos) prescinde de todos... Le importa un bledo que califiquen al Madrid de equipo menor por defender a ultranza y pensar sólo en el contraataque. Cuando tuteó al Barça salió escaldado. Entiende que la única manera de derrotar a su enemigo es destruirle y Pepe es su arma de destrucción masiva. Lo que significa el partido para el Real Madrid lo expresa mejor que nadie su capitán: «Para nosotros ganar la Copa es vital. Es una final y el partido más bonito que puede haber en lo que va de temporada. Sabemos que detrás de nosotros va a haber mucha gente que ama y quiere al Real Madrid y se va esforzar por venir a Valencia. Tenemos que ganar esta Copa del Rey por ellos, por el club y por nosotros», dice Casillas.

El seleccionador nacional, Vicente del Bosque, tampoco es ajeno a la dimensión del partido: «Real Madrid y Barcelona representan muy bien lo que es el fútbol español, cada uno dentro de su forma de juego, su estilo y sus figuras. Es un partido apasionante y seguro que no será igual que el encuentro del otro día».

Si la primera entrega de la trilogía «Classicum», «El hombre que no amaba el fútbol-baile», dejó a todos contentos, aunque cuesta entender la satisfacción madridista después de perder la Liga; de la segunda, «El entrenador que soñaba con una Copa y la ‘‘Champions''», se espera mucho más. Lo que hay en juego es distinto, el trofeo que entregará Su Majestad el Rey, y hasta llegar al momento cumbre hay que dejarse la piel en Mestalla, recinto donde Madrid (1993) y Barcelona (2009) conquistaron sus últimas Copas.


El césped «favorece» al Barça
El césped de Mestalla añadirá una ventaja para el Barça: no tendrá más de 25 milímetros de altura. Lo habrán cortado dos veces diarias hasta la hora del partido. Si no llueve en Valencia, que no está descartado, los aspersores funcionarán una hora antes del encuentro. Quiere esto decir que el campo estará rápido, lo cual favorecerá al Barcelona; si no, no se entiende que Mourinho lo dejara sin cortar en el primer clásico del sábado en el Bernabéu.