África

Londres

La fuga de altos cargos mina la continuidad del dictador

La deserción del ministro de Asuntos Exteriores de Gadafi, Kusa Musa, no es la primera que se da en el seno del régimen del Coronel, pero sí la que podría marcar la diferencia y el comienzo del fin.

La Razón
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Bengasi-La huida encubierta de Kusa a Londres indicaría que el coronel podría estar muy debilitado también políticamente y no sólo militarmente, debido a los ataques selectivos de la OTAN contra sus fuerzas armadas. «Kusa no habría abandonado Libia si hubiera sabido que todavía tenía alguna otra posibilidad», aseguraba a LA RAZÓN Sanussi Bsikry, destacado opositor que acaba de regresar a Libia desde su exilio en Londres. El ex jefe de los servicios secretos de Gadafi «sabe que el final del régimen está muy cerca y se ha marchado para salvarse a sí mismo», dice Bsikry, de vuelta a Bengasi, donde el nombre del ya ex de Gadafi no deja de sonar en las calles, en las que su deserción ha ofrecido nuevas esperanzas, mientras en los despachos de la capital rebelde se ha interpretado como una clara victoria. Si Kusa, que se encontraba entre los colaboradores más íntimos de Gadafi, ha desertado, significa que muchos otros le seguirán, en opinión de Bsikry, y parece que el efecto dominó habría empezado, con otros miembros del régimen que habrían salido del país a través de Túnez o estarían planeando hacerlo, siguiendo los pasos del diplomático. El diario «The Independent» habla de que hasta diez altos cargos podrían desertar y menciona al ex ministro de Exteriores Ali Abussalam Treki (algunas fuentes dicen que ya ha abandonado el país) y al jefe del espionaje exterior, Abuzed Omar Durda. Varios ya traicionaron al coronel en los primeros días de las revueltas y, sorprendentemente, algunos de entre los más «malos» de los hombres de Gadafi, ahora estarían poniendo su experiencia y conocimientos al servicio de los rebeldes, como el ex ministro del Interior, Abdel Fatah Yunis, jefe de la temida «Amn el Daula», brazo del régimen encargado del control y la represión contra los ciudadanos. Yunis intenta ahora liderar y organizar el Ejército de los rebeldes, con la ayuda del general Jalifa Hifter, que ya había desertado de las filas de Gadafi en los años 80, después de haberle ayudado a acceder al poder en 1969 y luchado a su lado en las guerras africanas. Hifter volvió hace algunas semanas de su exilio de veinte años en EE UU y estaría en estos momentos en el frente de batalla junto a los revolucionarios. Kusa es el más malo de los malos de Gadafi, supuestamente informado e involucrado en todos los complots del dictador en el extranjero y los «crímenes del régimen», según Bsikry. De allí que su deserción sea doblemente significativa e importante porque, si el ex jefe de los espías libios está dispuesto a colaborar, podría dar el golpe definitivo al dictador, desacreditándole definitivamente ante los ojos del mundo y llevándole ante la justicia internacional.