España

Es necesario un pacto

La Razón
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Ni el deterioro del mercado laboral, ni el inestable equilibrio financiero del país ni la pérdida de credibilidad exterior permiten que Zapatero y Rajoy defrauden las expectativas creadas en torno a la entrevista de hoy en La Moncloa. Cada uno según sus responsabilidades, tanto el presidente del Gobierno como el líder de la oposición tienen la obligación de actuar hoy con sentido de Estado porque no son cuestiones partidistas las que se dirimen, sino el interés general. Sería un error caer en el catastrofismo o alimentar el alarmismo necio, porque España tiene recursos económicos, sociales y morales suficientes para plantarle cara a la coyuntura adversa. Sin embargo, tampoco se debe minusvalorar la dimensión del desafío ni los riesgos que se corren. Ayer mismo, nuestra economía estuvo en el punto de mira internacional y fue objeto de los más diversos ataques. Era previsible que, tras cobrarse la pieza griega, los pescadores en río revuelto echarían la caña en aguas de mayor calado, como las españolas. Los delirantes rumores propagados sobre un supuesto rescate financiero de España por un importe de 280.000 millones obedecen a esa estrategia especulativa que obtiene jugosos beneficios apostando a la baja de una empresa o de un país. Pero pese a su manifiesta falsedad, lo cierto es que el bulo acentuó la caída del Ibex 35 por encima del 5% y obligó al presidente del Gobierno a formular un desmentido categórico. Horas antes, la Prensa internacional había recalentado el ambiente con crónicas y análisis muy críticos con la gestión del Gobierno español y poco confiados en la recuperación de nuestra economía. En esta atmósfera densa y enrarecida se ven hoy las caras Zapatero y Rajoy. Al primero cabe exigirle que no malbarate la oportunidad, que no sucumba a la tentación de maquillar la entrevista o que eluda las cuestiones de fondo. Como presidente del Gobierno, tiene la obligación de tomar la iniciativa y de proponer acuerdos realistas, responsables y eficaces que la oposición pueda rubricar sin reservas. Es casi seguro que si Zapatero sabe formular una oferta seria y de hondo calado, el PP no tendría inconveniente en sumarse a ella. De Rajoy se espera que, además de ejercer su legítima función crítica y de subrayar los errores de la política económica del Gobierno, no se detenga ahí. Al contrario, los ciudadanos confían en que no regatee esfuerzos para concertar con el presidente Zapatero las medidas más adecuadas. La cuestión ahora es ganar el futuro y dejar atrás, cuanto antes, un pasado con demasiados errores, improvisaciones y demagogias con la voluntad común de no volver a caer en ellos. Ha sido el Rey Don Juan Carlos el que, en el ejercicio de su función moderadora y constructiva, lo expresó ayer con oportuna claridad: «Trabajar todos juntos para superar la crisis». La salud democrática de un país no se mide solamente por la vitalidad combativa de sus partidos, sino también, y sobre todo, por la capacidad de sus líderes para armar grandes consensos en beneficio de todos. Eso es lo que todos esperamos de la reunión de hoy en La Moncloa porque es mucho lo que está en juego.