Casas reales
La otra boda de las Middleton
Aunque los duques de Cambridge son la pareja más envidiada del momento, su relación no fue un camino de rosas
Bien lo sabe su amigo Sam Waley-Cohen, el hombre al que los medios británicos han apodado como el cupido real, por ser el artífice de la reconciliación entre Catalina y el príncipe Guillermo en 2007, después de que los jóvenes se mantuviesen distanciados un tiempo. Tras cuatro años, ya convertidos en marido y mujer e inmersos en sus numerosos compromisos oficiales, los duques de Cambridge han querido compensar a Waley-Cohen acudiendo por sorpresa a su boda. Aunque el príncipe Guillermo no pudo asistir al enlace, las hermanas Middleton sí estuvieron y causaron sensación.
De hecho, Catalina tuvo un fin de semana bastante agitado: si durante la mañana del sábado lució radiante compartiendo junto a la familia real británica su primer «Trooping the Colour» –el desfile que cada año se hace en honor a la reina Isabel–, por la tarde «reciclaba vestuario» para estar presente en la boda de su amigo con Annabel Ballin. El paseo hasta la iglesia junto a Pippa fue una auténtica batalla de elegancia: por primera vez desde la boda real, las hermanas se dejaban ver juntas en un acto público y las cámaras no tardaron en retratar el momento. Con estilos diferentes y haciendo gala de su porte distinguido, volvieron a ser el centro de atención.
De hecho, las apuestas sobre cuál de las dos es la favorita de los británicos llenaron la prensa inglesa en la jornada de ayer. Y parece que, en esta ocasión, la balanza se inclinó en favor de la mayor de las Middleton. Catalina volvió a demostrar que es una joven tan elegante como práctica: lució un vestido de corte por la rodilla –que combinaba motas en blanco y negro con un favorecedor cuello barco y manga corta– con el mismo tocado con el que se había dejado ver durante el desfile junto a la familia real.
Verde pistacho
Pippa estuvo radiante con un abrigo en un eléctrico verde pistacho que cubría un traje brocado en tonos grises y, al igual que su hermana, en el pelo llevaba un sombrero en negro. Pero, eso sí, parecía algo eclipsada por el majestuoso porte de su hermana, la verdadera protagonista del día. Además de las Middleton, al enlace también acudió la hija de Sarah Ferguson, la princesa Beatriz, junto a su novio Dave Clark.
Cupido particular
Sam Waley-Cohen, nunca imaginó que en 2007 actuaría como un improvisado cupido para reconciliar a Guillermo y Catalina tras una ruptura. En marzo de ese año, organizó una fiesta en la mansión del siglo XVII de su familia en Oxfordshire y consiguió que ambos empezaran una conversación que dio como fruto su famoso viaje a las Seychelles, donde terminaron de enamorarse.
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