Cataluña

Sigamos hablando de dinero

La Razón
La RazónLa Razón

Se nos dice –sin la aportación de un solo dato objetivo– que el sistema de cupo y de concierto con el País Vasco y Navarra discrimina a Cataluña frente a España porque ellos recaudan, administran y establecen sus impuestos, que se exige una solidaridad tributaria a Cataluña, cuando siendo también comunidad histórica debería tener los mismos derechos económicos. Pues bien, 2009 fue un año de crisis. Veamos la discriminación del sistema. Para hacerlo comparable utilicemos el sistema de cálculo de balanza fiscal por flujo monetario. Así, liquidación País Vasco por cupo: 1.387M. Liquidación Navarra: 613M.

Déficit (liquidación neta) Cataluña: 791M como diferencia entre lo aportado y retornado. El PIB de Cataluña 2009 fue de 193,5 mil M de euros, más de 3 veces que el del País Vasco (63,4kM) y casi 11 veces que el de Navarra (17,7kM). El PIB per cápita de Cataluña resultó inferior ese ejercicio al de esas dos comunidades, un 8% y un 17% respectivamente. Diferencias explicables por la concentración de inmigrantes en Cataluña (cerca de 1,2 M; 16,33% de la población en 2009) que por su baja renta distorsionan los datos del PIB per cápita.
Se carecen de datos por el sistema de cálculo carga-beneficio y de 2010-2011, que probablemente serían, incluso, más ilustrativos. No obstante, para 2009 los datos objetivos nos ponen de manifiesto que Cataluña, en términos absolutos, «liquidó» el 43% menos que el País Vasco (PIB 3 veces superior) y un 22,5% más que Navarra (PIB 11 veces superior). Cataluña, el sistema, por más que mejorable, no te va nada mal en épocas de crisis.
Qué listo fue el president Pujol cuando no luchó por el modelo de concierto, llegando a decir: «Los ciudadanos no entenderían que administrásemos su dinero» [1], porque, además, este sistema, y en principio, lleva a pagar siempre, vaya bien o mal la economía, ya que el territorio en cuestión acaba contribuyendo cada año a la Administración central por los servicios comunes que no soporta, al igual que un Estado federal o confederal».

Por otro lado, en el propio País Vasco existen tipos marginales en el IRPF diferentes según territorio, siendo ilustrativo que los ciudadanos de Guipúzcoa no pidan la separación de Euskadi con 4 puntos más de marginal en el tramo superior.

Pues bien, visto sea que en épocas de dura recesión el sistema no es malo para Cataluña (en 2.009 la balanza fiscal calculada por el método de carga-beneficio fue positiva para Cataluña en 4.015M), ¿qué sucedería en los periodos de auge económico, si fuéramos independientes o estuviéramos federados o confederados? ¿Pagaríamos menos impuestos los catalanes? ¿Pagaríamos igual pero tendríamos más prestaciones? o ¿pagaríamos más?

De entrada cuesta saber qué es lo que se propone exactamente, ya que en una federación o confederación hay que aportar al sistema central el equivalente a lo que se recibe en servicios comunes por el sistema que se hubiera establecido, tanto si la economía va bien como si va mal. En la independencia absoluta, la cosa cambia porque Cataluña tendría que asumir todos los costes de un Estado.

En una federación y confederación (el Sr. Mas prefiere hablar de confederación, simplemente porque supone la unión de dos Estados o naciones preexistentes), acabaríamos con un sistema de liquidación al Estado muy similar al de los cupos: se recauda, se prestan servicios, y se liquidan al Estado los servicios públicos compartidos. ¿A alguien se le ocurre que disminuiría la carga impositiva de ciudadanos y empresas? La diferencia, se nos dice, es que se administraría según quisiera Cataluña; en realidad sus gobernantes, que no es exactamente lo mismo. ¿Pero en cuánto mejoraríamos? ¿Qué diferenciales infraestructuras recibiríamos? ¿Acometeríamos solos la inversión del corredor del Mediterráneo?

Por cierto explica España, de una vez, de forma clara, que salvo la Ap7 y Ap2, los peajes de las autopistas, son concesión de la Generalitat a diversas empresas (entre ellas la catalana Abertis), que el Govern catalán cobra por las concesiones un 80% más que la Administración central, que acabados los primeros 25 años ha ampliado la concesión en 18 años más, que en el resto de España también hay autopistas de peaje, 2.523 Km, de los cuales el 18%, 463 Km, están en Cataluña y que en 2011 la Administración del Estado subvencionó al Principado este tipo de peajes, con más de 71M€ ¡53% del total!

Primera conclusión los ciudadanos catalanes, en un Estado federado o confederado, como mínimo pagaríamos igual, ya que si se asume que puede disminuir la carga impositiva es porque la economía funciona de maravilla, y en qué cabeza cabe el que Principado pueda ir muy bien y el resto del Reino muy mal, si tenemos en cuenta que somos el 18% del total, y nuestras «exportaciones» de bienes y servicios al resto de España un 47% según nos dice la propia Generalitat. En definitiva, si asumimos que podemos pagar menos, federados o confederados será porque asumimos que al resto del Reino le irá también muy bien, por lo que también la carga impositiva nos debería bajar. La interrelación económica es tal naturaleza que no se puede concebir una situación distinta. Es más, antes saldremos de la crisis con España que sin ella. ¿O es que el Sr. Mas tiene la solución?

En cualquier caso, nadie explica nada a los catalanes sobre el concreto modelo macro-económico en el que basar esa confederación, sólo podemos visualizar que el coste para ciudadanos y empresas aumentaría o que las necesidades presupuestarias de la Generalitat se cubrirían con aún menores prestaciones de servicios públicos, ya que el modelo llevaría, indefectiblemente a asumir costes que hoy, por economías de escala al compartirlos entre muchos, resultan muy inferiores.

Lo de la independencia absoluta ya sí que pone los pelos de punta, por eso nuestro Moisés insinúa lo de la confederación «amistosa». Claro, amaga con la independencia porque para llegar a un sistema federal o confederal se requiere la voluntad del resto del Reino y como eso no lo puede imponer amenaza con la independencia que pretende ser capaz de aplicar a pesar de la voluntad contraria de España.

Se ha escrito mucho ya sobre el efecto económico de la independencia, por lo que sólo voy a hacer algún apunte. ¿Se imaginan los catalanes lo que suponen los costes de un Estado propio empezando desde cero? Simplemente piénsese en la necesidad, no renunciable como podría ser Defensa, de crear organismos reguladores financieros, energéticos, de comunicaciones, pertenencia a instituciones internacionales, alguna embajada de verdad. En fin que nos lo expliquen y cuantifiquen. Es lo mínimo que llegados a este punto se debería hacer.

Por otra parte, empresas catalanas que tuvieran delegaciones fuera, y ya sin entrar en la problemática del derecho mercantil, ¿donde liquidarían impuestos? ¿Y los ejecutivos? La base es que cada Estado recauda en función de donde se produce la actividad, por lo cual las empresas catalanas con implantación fuera de Cataluña y en otra parte de España liquidarían los impuestos allí donde estuvieran radicadas, y salvo tratados y convenios de doble imposición con el Reino, el Principado perdería una ingente cantidad de recaudación. Supongo que al menos se mantendría la Corona, aunque puestos, tendríamos la República catalana –adivinen quién sería el Jefe del Estado– que también habría que pagar.

Por último, cuando se nos pone el ejemplo de la disolución de Checoslovaquia en 1993 (Estado creado en 1918), hay que tener en cuenta: (a) fue voluntaria y consensuada si bien acordada sólo por los políticos; (b) aun así la disolución, muy apoyada por Alemania, tuvo, aunque menor que lo previsto, un impacto negativo inicial en las dos economías (un 25% menos de transacciones globales), y (c) contrariamente a lo que se suponía, Chequia, más potente en términos de PIB, y por ello más deseosa de la separación (Cataluña), ha visto cómo Eslovaquia ha venido teniendo incrementos mayores en su PIB que los obtenidos por ella.

Dejando ya de hablar de dinero. Qué duda cabe de que países con mayor cohesión territorial en infraestructuras y desarrollo han alcanzado un superior equilibrio entre el esfuerzo fiscal de sus territorios, y aun así, como es lógico, reclaman la continua mejora del sistema. En Alemania, el jaleo es permanente y en Inglaterra las desigualdades superan cualquiera de España; Cataluña, bien hechos los números, se encontraría igual que muchos estados de USA, pero nunca se plantean la secesión por dinero.

Tampoco podemos desconocer que el Estado de las autonomías, y con perspectiva histórica, acaba, como quien dice, de nacer (34 años). Nos falta experiencia y el sistema de financiación ha de mejorarse y estar en permanente revisión (al igual que la duplicidad inútil de funcionarios y de competencias), porque tanto el fenómeno inmigratorio (poca aportación al PIB y mucho consumo de servicios públicos), como la coyuntura económica, evolucionan en cortos periodos de tiempo. Lo que es hoy más justo, mañana puede dejar de serlo, y viceversa. Todo es perfectible, y desde luego, Cataluña, nadie duda que hayas sufrido agravios, e incluso se sigan cometiendo errores, pero deja que amaine el temporal y negocia bien, pero sobre todo desde la lealtad institucional permanente, ya que ésta ni se compra ni se vende. Si así lo hubieras hecho estaríamos mejor. Ahora sólo podremos esperar a que España no se duela demasiado.
[1] Según declaraciones del hijo del que fue Conseller de Economía Trías Fargas (q.e.p.d)