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Combates

«Continúen la marcha sólo si el camino está despejado»

Milicianos anti Gadafi, ayer, en Ben Jawad
Milicianos anti Gadafi, ayer, en Ben Jawadlarazon

BENGASI/BEN JAWAD- Los rebeldes han detenido su avance, a pesar de las expectativas y esperanzas de que ayer tomarían Sirte. En la madrugada corrieron rumores de que la ciudad natal de Gadafi ya había caído y en Bengasi se desató la euforia: los revolucionarios empezaron a disparar sus Kalashnikov y sus baterías antiaéreas, despertando a toda la ciudad, que temía estar bajo un nuevo ataque de las fuerzas del coronel.

Pero por la mañana, la vuelta a la realidad: los rebeldes se situaban a unos 100 kilómetros de Sirte, después de haber asegurado Ben Yawad, y seguían los combates con las tropas gadafistas en la localidad de Nufaliya, 15 kilómetros al oeste de la última ciudad liberada.

Durante varias horas los rebeldes se quedaron parados sin avanzar posiciones y bajo los ataques de los misiles Grad del coronel. Las enormes cortinas de humo negro que se veían poco más allá de las últimas casas de Ben Jawad, sugerían que los hombres de Gadafi no habían abandonado tan fácilmente Sirte y avanzan de nuevo hacia el este. Éstos se estarían reagrupando en las afueras de la ciudad para protegerla. Para evitar un avance suicida, el comité militar de Bengasi redactó, en unas octavillas, unas normas a seguir por los rebeldes, que un grupo de voluntarios iba repartiendo a los milicianos que se habían concentrado en la carretera a la entrada de Ben Yawad. Kamal, un joven de 22 años que vino desde Bengasi para la reconquista de Sirte, nos tradujo las instrucciones.

Frenar el entusiasmo

El consejo del Ejército rebelde advertía a sus soldados de que «no se dejen llevar por el corazón y sólo continúen la marcha si el camino está despejado». También pedían que «únicamente aquellos que lleven baterías antiaéreas y lanzacohetes vayan al frente de batalla, mientras que los que empuñen Kalashnikov u otras armas ligeras se queden en la retaguardia». A pesar del entusiasmo, los rebeldes puede que sigan la misma estrategia que emplearon para reconquistar Ajdabiya: esperar que los aliados les abran paso con sus bombardeos, que ya empezaron ayer en los alrededores de Sirte. Pero la OTAN, que está asumiendo en estas horas el mando de la misión, ha dejado claro que su intervención será «neutral» y que su objetivo es el de proteger a los civiles. La mayor parte de éstos ya se habrían marchado de Sirte, según aseguraron a LA RAZÓN fuentes rebeldes, antes de la que se espera que sea una batalla larga y sangrienta.

Mientras, la lucha por el control de Misrata, a mitad de camino entre Sirte y Trípoli, sigue, aunque el régimen de Gadafi afirma que controla ya parte de la ciudad, fundamental para los rebeldes en el camino hacia la capital libia. Los rebeldes siguen silenciados allí, donde cada noche se escuchan los bombardeos aliados.