Elecciones
Coalición no reforma sí
Lo que Javier Arenas llama de manera ambigua Gobierno de coalición a medio plazo no es otra cosa que la necesaria reforma de la Constitución más de treinta años después de su feliz alumbramiento. Una revisión que en la forma, aunque no en el fondo, acertó plantear en sus inicios Zapatero pero que ante su incierta orientación encontró la oposición, tal vez excesiva, del Partido Popular como dudas pudo haber tenido el monarca sobre su oportunidad. Pero es ésta, sin duda, la gran tarea que habrá de liderar ese gran rey que en el futuro será Felipe VI convocando a todo el pueblo español a una renovación institucional que sirva a su vez de catarsis frente a una depresión económica que se dibuja lamentablemente durante los próximos quince años. Ya se comprobó durante la Transición que contra el estancamiento lo más inteligente es una reforma política que acelere la Historia. Y la de ahora, ojalá que sin la tutela de ETA, está llamada a desarrollar sin complejos el texto de 1978, por supuesto, sin superar sus límites. Pero sin miedo al concepto nacionalidades, que ensanche y cierre el modelo autonómico, que solucione la financiación municipal, que restituya el papel de la mujer en la mejor tradición de una monarquía donde ya fueron reinas Isabel La Católica o Isabel II. Posiblemente debería regularizarse la periodicidad de las convocatorias electorales y tal vez abordar la limitación de mandatos. E imprescindible una nueva composición y función del Senado lo mismo que un Doce de Octubre distinto que potencie su proyección hispanoamericana y autonómica. El reto es apasionante pero obviamente exigiría un PP más fuerte y flexible, un PSOE potente pero podado en sus aristas y unos nacionalistas inteligentemente reconducidos y respetados en su justa representación. Arenas va en la dirección correcta. Y las encuestas electorales también.
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