Hollywood
«Looper»: sin regreso al futuro
Rian Johnson dirige a Bruce Willis en una sólida historia de ciencia-ficción
Los viajes en el tiempo como sustrato argumental, al igual que les ocurre a los musicales en los que todo el mundo arranca a cantar sin venir a cuento, necesitan un guión milimétrico para que no chirríen ni ofendan al sentido común. Y eso, aceptando su punto de partida: que se puede viajar adelante y/o atrás en el tiempo. Y ya es aceptar. En ese sentido, y sin contar digresiones al servicio de la comedia o el romance («Los invasores», «Kate y Leopold»...), en este gran subgénero con sus propias reglas hay de todo: pifias como el desvarío de «El sonido del trueno» (Peter Hyams, 2005), basado paradójicamente en un brillante relato de Ray Bradbury, películas más que dignas, como «12 monos» (Terry Gilliam, 1995), y joyas, como el clásico «El tiempo en sus manos» (George Pal, 1960), del que se hizo un infumable remake titulado, como la novela original de H. G. Wells, «La máquina del tiempo» (Simon Wells, 2002).
«Brick», brillante «noir»
Después de darle una imaginativa vuelta de tuerca al cine negro en «Brick» (2005), el director norteamericano Rian Johnson confirma su estrella ascendente con «Looper», una historia futurista de viajes temporales que clausuró el pasado Festival de Sitges y que es heredera de la mejor ciencia-ficción de acción, en concreto de títulos como «Terminator». Johnson no disimula su admiración por el filme de James Cameron –«el primer "Terminator"», subraya–, ni la influencia que ha tenido en su filme. Con matices: «Soy un gran fan de esa película y de "Blade Runner". Traté de no pensar muy conscientemente en ellas, porque era peligroso. No quería que "Looper"se convirtiese en un listado de trozos de otras cintas. Sin duda, hay influencias de esos títulos, pero traté de mantenerlas en el nivel de lo inconsciente para centrarme en las necesidades de esta historia», explicó el director en Madrid.
Sin duda, «Looper» tiene entidad propia y originalidad –alma, si es que se puede emplear esta palabra para hablar de una película–, por más que no se esfuerce en ocultar sus referentes. El guión, del propio Johnson, nos lleva al año 2042. Allí operan los «loopers», asesinos a sueldo de una organización mafiosa del año 2072, que periódicamente les envía, desde treinta años más adelante, a los infelices de los que quiere deshacerse.
Joe (Joseph Gordon-Levitt) es un «looper» de gatillo fácil entregado a vivir la vida a tope: se funde el dinero en juergas y drogas de diseño sin pensar demasiado en la sangre. Hasta que la organización del futuro decide «cerrar el bucle» –algo así como dar por acabado el contrato– y le envía a Joe una víctima inesperada: su propio yo, treinta años más viejo, pero también treinta años más experimentado. Claro que matar a un tipo con la cara de Bruce Willis no es tan sencillo como decirlo. Y eso le traerá problemas.
Hasta ese momento, Joe es un auténtico malnacido. «El personaje de Joe es casi un reflejo perfecto del de Bogart en "Casablanca". Empieza con un actitud de no dar la cara por nadie, muy egoísta, pero la película acaba con él protagonizando un acto desinteresado», reflexiona el director sobre si Hollywood está preparado para asumir protagonistas como el suyo. «Ese tipo de antihéroes hunden sus raíces en el cine negro, al menos en Hollywood, un género que a mí me encanta y al que acabo regresando, quizá demasiado a menudo».
Mejor la familia que las armas
La trama llega a un cruce de caminos –ojo al «spoiler»– con posibilidad de redención incluida para el protagonista, encarnada en una madre soltera que vive en el campo con su hijo, un niño muy especial. Y reflexiona el director: «La familia, criar bien a nuestros hijos, es nuestra mejor baza para el futuro. Nuestra esperanza siempre reside en la siguiente generación. A veces no funciona, pero es mejor solución que tratar de arreglar los problemas del mundo con un arma».
El futuro que dibuja Johnson no invita al optimismo: grandes ciudades, no muy diferentes a las actuales, pobreza, elevada criminalidad y algún detalle de género como motos antigravitatorias. Aunque, por lo demás, la historia podría ocurrir hoy. Y explica el director: «Quería que fuera un mundo muy atado a la realidad: pensé que sería más interesante ver un lugar reconocible que algún mundo lejano, pero también quería que fuera familiar para el público porque en la historia ya hay mucha complejidad, sobre todo en la primera media hora».
El héroe más dulce
Convertido en gran héroe de acción de los 80 y 90 gracias al detective John McLaine (debajo, a la izda, en la primera «jungla», a la dcha., en la última), Bruce Willis retoma en «Looper» su faceta más agresiva. «Soy un gran fan de la saga de "La jungla de cristal". No me permití volver a verla después de seleccionar a Bruce, porque pensé que me haría sentir muy nervioso. Cuando piensas en trabajar con él por vez primera, te pones como un flan», recuerda Rian Johnson. «Pero cuando le conoces, descubres que es muy dulce, generoso, y un gran actor».
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