Londres

Piragüismo / Remar con la cabeza

David Cal «elige» puesto en la final para evitar que el viento le perjudique

David Cal, durante la semifinal de C-1 1.000, en la que acabó en tercera posición
David Cal, durante la semifinal de C-1 1.000, en la que acabó en tercera posiciónlarazon

LONDRES- «Ha sido frío y calculador». Así definen el estreno en Londres de David Cal, el hombre que mañana puede hacer historia, convertirse en el deportista español con más medallas olímpicas: cinco. Un número, una obsesión, la del quinto metal, que le ha llevado a tener bajo control las características de Eton Dorney, el lugar donde se disputa la prueba, al oeste de la capital. Cal y su entrenador, Suso Morlán, saben todo lo que ha sucedido allí desde hace cuatro años: cómo es la temperatura, el agua, el clima y, fundamentalmente, en qué dirección corre el viento. Y el viento no corre a favor de los intereses de David Cal por un motivo: es zurdo y la entrada de aire molesta más al lado por el que da las paladas. Por suerte para él, en sus mayores rivales también manda la mano izquierda. La zona no está resguardada, no hay nada que la proteja de las rachas de viento y ésa ha sido la principal preocupación del palista gallego, que pasó la primera ronda sin problemas y tuvo que hacer números en las semifinales. «Primero o tercero», eran las instrucciones secretas de su entrenador. O lo que es lo mismo, evitar ser segundo o cuarto para no disputar la prueba definitiva por la zona «mala». Finalmente acabó tercero, saldrá en la calle siete, una de las más pegadas al canal de retorno, de las más resguardadas. Objetivo cumplido. «La ocho era arriesgar mucho, la siete está muy bien», aseguran desde su entorno. «Es una buena calle», dice él, aunque también reconoció que las semifinales fueron más complicadas de lo esperado porque quedaron mal repartidas: una más accesible, la otra con casi todos los favoritos. «Se nos unió el polaco. Confiaba en que estuviéramos el alemán, el húngaro, el uzbeco y yo, pero llegó el polaco y se complicó», afirmó, aunque durante un momento de la prueba se apreció incluso que bajaba el ritmo. Su cabeza en esos momentos era una calculadora. «Como vi que entraba, no apreté», asumió.
El final feliz a tantos años de esfuerzo está un poco más cerca. «El hecho de ser el deportista español con más medallas ha sido una motivación durante estos años», confiesa. Nada ha quedado al azar. En 2009, él y Suso acudieron dos semanas a Eton Dorney para estudiar la zona, y encontraron en Cervo (Lugo) y en el Río Cobo unas condiciones parecidas. Allí se ha preparado en varias ocasiones, la última en mayo, once semanas de encierro pensando en Londres. «David es un tipo muy normal y su vida este tiempo se ha basado en comer, descansar y entrenar», dicen en el Hotel Anatur, donde le han «cuidado» durante ese tiempo. Canoa, gimnasio, correr y cama, fueron las únicas palabras en el diccionario de Cal. La recompensa puede llegar mañana.
Por otro lado, Francisco Cubelos se metió en la final de K-1 1.000. «Llegué casi muerto», reconoció. Pero llegó a tiempo.