Cárcel
«En Pakistán no tiene futuro»
Si Asia Bibi no es ejecutada, deberá abandonar el país para seguir con vida
Ha pasado un año y tres meses desde que Asia Bibi fuera encerrada en una celda de aislamiento, de dos metros y medio de largo por tres de ancho, en la Prisión Central de Sheikhupura (Pakistán), a la espera de ser ejecutada en la horca.
Bibi sobrevive en su celda, de la que «casi nunca sale por temor a ser asesinada», y cocina sus propios alimentos para «evitar ser envenenada», explica Shahzad Kamran, de la organización Vast Vision Ministry, que ha visitado en varias ocasiones a la condenada en la cárcel.
En el último encuentro con la familia de Asia Bibi, en noviembre de 2010, su esposo, Ashiq Siddiqi, nos dijo que «Asia está desmoralizada. Llevamos un año esperando a que se revise su sentencia a muerte». «Mis hijas están aterradas, tienen mucho miedo de perder a su madre», agregó Ashiq.
El pasado mes de enero, su abogado, que ha presentado una apelación en el Tribunal Superior de Lahore, fue amenazado de muerte por extremistas islámicos. En Pakistán se persigue a muerte a los «blasfemos», y con total impunidad los radicales cumplen por cuenta propia sus amenazas. El ex gobernador del Punjab Salman Taseer y el ex ministro cristiano de Minorías Shahbaz Batti sacrificaron su vida por defenderla.
El futuro de Bibi es tan oscuro como el de su marido y sus cinco hijos, condenados a vivir como fugitivos, mudándose de un sitio a otro por temor a las represalias de los defensores del islam.
Sólo queda esperar
Las autoridades paquistaníes tienen las manos atadas por los islamistas y cualquier tímido intento de derogar la ley sobre la blasfemia ha terminado con derramamiento de sangre. Por un lado, el Gobierno de Pakistán debe demostrar que no se doblega ante la furia de los seguidores del Profeta Mahoma, pero, por el otro, si su condena es perdonada, seguramente será asesinada a sangre fría.
Para Joseph Francis, director del Centro para Ayuda legal y Resoluciones (CLAAS) a cristianos acusados de blasfemia, Asia y su familia «no tienen futuro en Pakistán». «Para sobrevivir deberán abandonar el país», lamenta este abogado cristiano.
Según Francis, muchos cristianos acusados de blasfemia «no pueden rehacer» su vida en el país. «Es impensable para ellos regresar a sus hogares, pues seguirán siendo acosados por sus vecinos musulmanes y en el peor de los casos corren peligro de muerte».
Un representante de la Santa Sede en Islamabad asegura que Asia Bibi no morirá en la horca. No obstante, lo que más le preocupa es qué pasará con esta mujer, madre de cinco hijos, después de ser liberada. «Su ahorcamiento sería un escándalo, pero su liberación produciría demasiados problemas al Gobierno, por lo que puede que permanezca indefinidamente en prisión hasta que muera víctima de una enfermedad, o a manos de un fanático», sostiene la misma fuente vaticana.
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