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ANÁLISIS: De acto voluntario a síndrome de «abuela esclava» por María Dolores Ortiz

La Razón
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– ¿En qué consiste el llamado síndrome de la «abuela esclava»?
–Es como cualquier otra situación de estrés sostenido y mantenido a lo largo del tiempo y que no cuenta con vías de escape, puede perjudicar a la salud física y la psíquica. Ansiedad, estrés y una bajada del sistema inmunitario, así como diversos síntomas psicosomáticos. Y decimos «abuela esclava» porque casi siempre son ellas las que se atribuyen más tareas. Los abuelos son los que los llevan al colegio, pero las abuelas son las que les cambian los pañales, les hacen la comida, etc. Hay que decir que el contacto intergeneracional no es sólo bueno para los niños, sino también para los mayores. Sin embargo, no puede ser a costa de un malestar físico y psíquico. Siempre ha de ser una decisión voluntaria. Y realista. Porque muchos mayores sobrevaloran sus propias capacidades

–¿Qué puede hacer un abuelo que se vea en esta situación para paliarla?
–Primero, los propios hijos han de plantearles límites. Nos cuesta ver que esos abuelos y abuelas cuentan con menos esfuerzos y tienen menos posibilidades. Los hijos creen que, pese a que hayan pasado muchos años, sus padres siguen siendo igual de jóvenes. Y no deben cortar su relación con el entorno ni su vida personal. En definitiva, hay que cuidar al cuidador. Se da un caso muy especial: el del abuelo que, además de cuidar a los nietos, también cuida a un cónyuge que se encuentra en situación de dependencia. Un buen ejemplo de solidaridad internacional sería, por ejemplo, que el abuelo o abuela cuide de los nietos y, a su vez, que el hijo cuide del cónyuge dependiente. No puede echarse por tierra esta gran aportación de los mayores.

 

María Dolores Ortiz
Gerontóloga