Los prejubilados rubrican préstamos con el mercado para cobrar sus sueldos

SEVILLA- El comité de empresa de Mercasevilla y los casi 40 prejubilados vienen cobrando sus nóminas pese a que la Junta de Andalucía mantiene cortado su «grifo» en el expediente de regulación de empleo (ERE) de 2007 desde que estallaran los escándalos en cadena en la sociedad. El Partido Popular desveló ayer de dónde están saliendo los fondos de esos salarios: los trabajadores se ven obligados a suscribir cada mes un préstamo con la empresa municipalizada para percibir sus prestaciones.El portavoz adjunto y consejero del PP en Mercasevilla, Beltrán Pérez, tildó ayer de «aberrante y humillante» esta iniciativa de la dirección de Mercasevilla, admitida por el comité de empresa desde enero. Los últimos «contratos de préstamo» se rubricaron en abril pasado y, como en los anteriores, las cláusulas impiden el «reconocimiento» de los derechos adquiridos por los prejubilados. Según la documentación exhibida por el concejal popular, los contratos están firmados por el nuevo director general del mercado central, Juan Carlos Recio, y argumentan que la póliza suscrita con el Banco Vitalicio confiaba el pago de las nóminas «proporcionalmente» a la compañía y la Consejería de Empleo. El acuerdo relata el «incumplimiento» autonómico en los pagos, lo que explica el cese de los abonos por la entidad bancaria y el empleo de estos «préstamos» como única vía para que los prejubilados cobren sus nóminas, pero adquiriendo el «compromiso» de reintegrar las cuantías cuando la Junta retome la financiación del ERE. Pérez advirtió de la «dudosa legalidad» de esta práctica e insistió en que es una «indignidad» para el colectivo, más cuando la dirección tiene «escondido bajo siete llaves» un «documento» que ratifica la presencia de la Junta en el ERE. El PP rechaza, además, que el secretario provincial del PSOE, José Antonio Viera, se involucre en un problema «de Mercasevilla, el Ayuntamiento y Mercasa», y teme que los socialistas tengan paralizados los abonos autonómicos para retomarlos cuando les interese más políticamente, apareciendo como «salvadores».