Cine
CRÍTICA DE CINE / «Para qué sirve un oso»: Eso mismo nos preguntamos
Dirección y guión: Tom Fernández. Intérpretes: Javier Cámara, Gonzalo de Castro, Emma Suárez, Geraldine Chaplin y Oona Chaplin. España, 2011. Duración: 100 minutos. Comedia.
Abrió hace unos días el Festival de Málaga, aunque le venga un tanto grande tal honor. Sí, la segunda película de Tom Fernández (antes fue «La torre de Suso», de nuevo con el lustroso tándem Cámara/De Castro al frente del reparto y los hermosos paisajes asturianos de telón de fondo, que para algo nació allí el cineasta), este canto tan cándido, tan tozudamente naif a la ecología, está lastrada por las excesivas buenas intenciones con que carga las tintas el realizador. De forma que las idas y venidas de Guillermo, un eminente biólogo que renuncia al descubrir en medio del Polo Norte que el calentamiento global no tiene remedio, y su hermano, un zoólogo empeñado en confirmar que los osos han regresado al bosque donde vive con un estadounidense que aprende de él la profesión (y que protagoniza, por cierto, una historia de amor paralela a la principal bastante meliflua) jamás remonta el vuelo, lo que no ayuda tampoco el brabicárdico ritmo del filme, ni consigue despertar en el público una viva emoción más allá de un pellizquito puntual gracias a la buena fotografía de la película, que sabe captar toda la belleza salvaje del norte español. Sobre Cámara y De la Torre, poco, nada que objetar, dos excelentes cómicos (el primero, sin embargo, le ganará siempre la partida) que intentan extraerle al guión el máximo humorismo posible. Tarea ardua, reconozcamos. Y qué decir de Geraldine Chaplin, plantada en medio del bosque y alimentándose, o esa impresión da, del aire igual que un personaje concebido por Hansel y Gretel. Era eso, demasiada ingenuidad y ni una sola gota de pasión o malicia. Comparados, a ese par les sobraba.
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