Mañana y el viernes vuelve la huelga

madrid- Los trabajadores de Metro no aceptaron ayer la última oferta que la empresa presentó al Comité de Huelga el sábado. Se niegan a que la empresa les rebaje su sueldo en 30 euros mensuales (un 1,5 por ciento sobre su sueldo) como medida para reducir el déficit en la administración y en las empresas públicas. Esto se traduce en dos días más de huelga: mañana y el viernes, con el compromiso de respetar los servicios mínimos del 50 por ciento establecidos por la Comunidad de Madrid.Los sindicatos habían dado a la empresa una tregua de una semana para negociar la forma en la que se aplicará la rebaja del 5 por ciento que afectará al sueldo de 200.000 trabajadores de la Comunidad y que en el caso de Metro se ha permitido negociar su aplicación en otras partidas que afecan a «pluses» y «extras» de las que disfrutan los trabajadores. Sin embargo, el sábado por la tarde, en la última reunión mantenida entre la empresa y el Comité, Metro les dio un ultimatum (rebaja del 1,5% sobre los sueldos y lo equivaalente a un 3,5% sobre «extras») que los sindicatos no aceptaron.De este modo, y sin llegar a un acuerdo con la empresa, acudió ayer el Comité de Huelga a la asamblea de trabajadores que votó por unanimidad continuar con los paros. El portavoz de los sindicatos convocantes aseguró que «estamos bastante cerca del acuerdo», sin embargo, también añadió que si no se llega a un pacto los paros «irán para largo».Los huelguistas, contra la prensaNo siempre los periodistas y las cámaras han podido entrar con facilidad a las asambleas de los trabajadores de Metro con motivo de la huelga. En ocasiones se ha permitido el acceso al interior de las cocheras donde se vota; otras, la entrada ha sido vetadas. Ayer, había menos trabajadores de lo habitual y el Comité de Huelga permitió a la prensa que pasara. Sin embargo, los trabajadores les recibieron con insultos e inlcuso con amenazas. Algunos incluso llegaron a apartar de forma brusca los objetivos de las cámaras de los reporteros gráficos que intentaban tomar imágenes de la votación. Los periodistas se vieron obligados a abandonar la sala ante las coacciones y a conocer los resultados de la votación desde la calle.