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Pidan perdón y váyanse por Alfonso Merlos

La Razón
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Señores Ignacio Fernández Toxo y Cándido Méndez, el 14-N ha sido la gota que ha colmado el vaso de sus equivocaciones, sus torpezas, sus hipocresías, su falta de rumbo, su ausencia de discurso y su sostenido ridículo. Están ustedes definitivamente desacreditados y fundidos, inhabilitados para pastorear el movimiento sindical español. Hoy mejor que mañana deben dimitir de sus cargos por pesadísimas e incontrovertibles razones: porque han sido incapaces de canalizar constructiva y positivamente un indudable descontento social inherente a toda sociedad en tiempos de crisis. Porque han funcionado como una compacta y endogámica élite concentrada en el blindaje de sus privilegios y chollos. Porque no han entendido que no sólo los obreros sino, con la misma crudeza y dolor, los empresarios son víctimas de la recesión. Porque no han sabido conquistar el apoyo de los verdaderos trabajadores de un país que no saldrá adelante con aspaventosas y gritonas algaradas sino con inteligencia y sacrificios. Porque no han sido transparentes en sus presupuestos –generosamente regados con dinero de todos– ni se han enterado de lo que significa el democrático principio de «rendición de cuentas». Porque han adolecido de un penoso déficit de independencia funcionando como fuerza de choque anexa al PSOE.
Porque no han sido ejemplares al vivir de una forma distinta de la que predican y de la que se ven obligados a vivir aquellos a los que ustedes dicen representar. Porque no han comprendido que los ciudadanos que se desloman a diario para sacar adelante a sus familias hace tiempo que dejaron de considerarles unos líderes creíbles y fiables. Hay pocas tareas más nobles que la de un sindicalista. Pero una cosa es un sindicalista de verdad, que se viste por los pies, y otra distinta, un lacayo o un chikilicuatre o un pancartero. No es lo mismo. Discúlpense y hagan las maletas. Se harán un favor. Nos harán un favor. No estorben más. Lo que necesitamos es ayuda.