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La nevada perfecta «entierra» Nueva York

Miles de neoyorquinos y turistas amanecieron ayer atrapados en casas, aeropuertos y hasta trenes a causa de la tremenda nevada que obligó a cerrar los tres principales aeropuertos de la ciudad, cancelar prácticamente todo el servicio ferroviario y reducir al mínimo el tráfico rodado.

PERDIDOS EN LA NEVADA. Varios viajeros acarrean sus equipajes, ayer, en la Séptima Avenida
PERDIDOS EN LA NEVADA. Varios viajeros acarrean sus equipajes, ayer, en la Séptima Avenidalarazon

Mientras la Oficina de Gestión de Emergencias se esforzaba en pedir a los neoyorquinos que permanecieran en sus casas o, si tenían que salir, usasen el transporte público, por Manhattan se repetían las escenas de gente desenterrando vehículos, despejando calzadas y esperando ante los comercios donde trabajan a que los encargados lograsen llegar para abrir los establecimientos.

Nueva York fue ayer una ciudad fantasma. El tráfico de vehículos por las grandes avenidas era escaso y pocos peatones se aventuraban a tratar de llegar a pie a sus trabajos. Sin embargo, entre los más afectados están los viajeros que el domingo lograron llegar a la ciudad en avión –pese a las más de 2.000 cancelaciones–, aunque luego vivieron una verdadera odisea para recuperar sus equipajes, salir de los aeropuertos y llegar a sus destinos finales, en algunos casos enterrados bajo una capa de nieve que ha llegado a superar el medio metro.

Los aeropuertos de JFK y Newark se vieron obligados a suspender sus operaciones el domingo y La Guardia en la pasada madrugada, aunque ayer comenzaron a operar de nuevo aunque con algunas restricciones. No obstante, todos mantuvieron sus instalaciones abiertas para albergar a los miles de viajeros que no encontraban manera de salir de allí, ya que los trenes y autobuses que ofrecen ese servicio también se veían incapaces de llegar a la ciudad.

Y no fueron los únicos. Según una cadena local, más de 500 pasajeros tuvieron que pasar siete horas atrapados en un tren de la línea de metro A, que une la zona del aeropuerto JFK con Manhattan y que realiza parte del trayecto por el exterior, ya que se habían congelado las vías y cortado la corriente eléctrica. «Trabajo en el aeropuerto y me mandaron a casa porque allí no había nada que hacer. En principio me alegré, pero luego tardé más de cuatro horas, atrapado en el AirTrain y en la línea A del metro, hasta que pude volver a Brooklyn», aseguró a Efe un empleado de Delta. Todo el tráfico ferroviario también fue suspendido. La compañía ferroviaria Amtrak reanudó ayer poco a poco sus operaciones. Pero no esperaba normalizar sus trayectos hasta el martes, cuando las predicciones meteorológicas hablan de que comenzará a remitir la nevada, que ayer era menos intensa en la ciudad de Nueva York, aunque el viento continuaba soplando fuerte, con rachas de más de 140 kilómetros por hora.


Cambio en los vientos del Ártico
Las fuertes nevadas que han caído en los últimos días sobre la costa este norteamericana han superado los registros del 26 de diciembre de 1947, cuando Nueva York quedó sepultada bajo 67 centímetros de nieve y se produjeron más de 70 muertos. Esta vez se han medido 70 centímetros de nieve en Central Park, según el servicio meteorológico. Este temporal, que afecta a buena parte del hemisferio norte, se debe a una «persistente ondulación hacia el sur del flujo normal del oeste», como se ve en el mapa (en azul oscuro) que corresponde al pasado 20 de diciembre. Como comenta el climatólogo Antón Uriarte en su blog (http://antonuriarte.blogspot.com/), ese cambio ha favorecido, «como sucedió el invierno pasado, la entrada de borrascas húmedas en España y ha dejado sitio para que por el norte de Europa penetrase aire muy frío del Ártico. De ahí la nieve y el intenso frío».