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Qué mal carácter por Francisco Martínez

La Razón
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Los organizadores de los Juegos Olímpicos se están poniendo demasiado pesados, demasiado exigentes con algunos temas, como el lugar donde pisar o no pisar o dónde colocarse. Se atreven con todos, incluso con un subcampeón olímpico y quíntuple medallista, que pasó con un teléfono la línea de la prensa escrita y se llevó una bronca porque parecía que había cometido un delito. Incluso se quedaron después con el móvil y dijeron no saber dónde estaba, y al periodista le costó una hora recuperarlo, bajo amenaza de quitarle la acreditación y mandarlo para casa. Nadie quedó libre de reprimenda ayer en Eton Dorney. Suso Morlán, el entrenador de David Cal, daba sus impresiones de la prueba, rodeado de gente y entusiasmado... Pero no, ahí no estaba bien, no se sabe el motivo, porque no estaba en zona de paso ni conflictiva. Más allá, pues. Pero más allá se impedía que la gente circulara. La respuesta fueron más gritos, esta vez con motivos. Pues un poquito más alejados. Pero hasta debajo de unos árboles, pegados a una valla, también pusieron problemas, aunque con el método de no hacerles mucho caso, terminaron por cansarse. A todo esto, a Alfonso Benavides, otro español que compite mañana en la prueba de C-1 200, se le ocurrió aparecer con su remo un poquito metido en la carretera y rápidamente fueron a «ladrarle». Acabó subido en una pequeña rotonda para no estorbar.