Caso Malaya

«He decidido pasar página no recurriré»

María José Campanario habla con LA RAZÓN tras conocer la sentencia condenatoria del Tribunal Supremo 

«He decidido pasar página no recurriré»
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«Quiero pasar página. Por eso no voy a apelar al Constitucional. Acato la sentencia». Tranquila, aunque algo desilusionada, se mostraba ayer María José Campanario a LA RAZÓN tras conocer que el Tribunal Supremo confirmaba la sentencia de la Audiencia Provincial de Cádiz que le condenó junto a su madre, Remedios Torres, a un año y once meses de prisión dentro de la llamada «Operación Karlos». El Supremo respalda así el fallo de la Audiencia Provincial de Cádiz con una sentencia en la que rechaza los recursos presentados contra la misma por el abogado de María José Campanario y su madre.

Ambas fueron condenadas por falsedad de documento oficial y tentativa de estafa al intentar lograr una pensión de la Seguridad Social para la segunda de ellas. «Me encuentro bien, pero estoy muy cansada de este asunto. He hablado con mi abogado y, aunque él y mi esposo me animan a que sigamos adelante en la batalla judicial, quiero cerrar este capítulo por mí y por mi familia», explica la esposa del diestro, que reconoce que «tenía muchísima fe en este recurso». Así, todavía cabe presentar un recurso de amparo ante el Tribunal Constitucional, aunque eso no suspendería la ejecución de la pena. También cabe la posibilidad de solicitar a la Sala la suspensión de la condena y que ésta la acordara en función de que se interpusiera el recurso de amparo o se pidiera el indulto. Pero ni María José y su madre optaran por alguna de esas vías

De esta manera, la familia Janeiro Campanario mira hacia adelante, dejando atrás el vía crucis que se hizo más cuesta arriba cuando hace poco más de un año, en abril de 2011, que comenzó el juicio por la «operación Karlos», una supuesta trama organizada que se dedicaba a conceder pensiones por incapacidades laborales mediante procedimientos ilegales. Todo surgió a raíz de unas escuchas telefónicas que se le hicieron a Carlos Carretero con motivo de otra investigación. Entre los imputados se encontraban, entre otras 25 personas, el inspector médico Francisco Casto, María José Campanario y su madre. El juicio en la Audiencia Provincial de Cádiz se convirtió en todo un espectáculo. Cientos de curiosos se unieron a los numerosos medios de comunicación que se desplazaron hasta la ciudad andaluza para intentar arrancar una declaración a las protagonistas del caso o al torero.

Sin antecedentes
Pero el proceso judicial fue mucho más duro en los platós de televisión que dentro del juzgado. «Ladrona», «sinvergüenza»... Fueron algunos de los insultos que le prodigaron ante las cámaras. Lo cierto es que, aunque a algunos les gustaría ver a la mujer de Jesulín de Ubrique entrando en prisión y compartiendo celda con su madre, pero eso no va a suceder porque no tienen antecedentes penales. Eso sí, si cometen un delito de aquí a dos años, tendrían que cumplir esta sentencia y la nueva condena.

Tras las comparecencias ante el juez, el magistrado determinó que Carlos Carretero era el líder de la trama que tramitaba las pensiones ilegales de la mano de Francisco Casto. Tanto María José Campanario como su madre insistieron en que fue un amigo el que les recomendó que hablaran con Carretero porque Remedios Torres tenía derecho a una de esas pensiones y que se las podía tramitar. Campanario alegó que para que para ello había pagado 9.000 euros y que no sabían que se trataba de un hecho ilegal, pero el juez no la creyó.


«Los cinco peores años de mi vida»
María José asume ahora la noticia del fallo del Supremo con entereza. Entre otras cosas porque es irrevocable y ya iba siendo tiempo de hacerse a la idea por el cariz que había tomado el proceso en su contra. Pero esa no fue la imagen del juicio en la primera instancia, ante la Audiencia Provincial de Cádiz, allá por el mes de mayo, cuando, a preguntas de su abogado, Francisco Baena Bocanegra, Campanario rompió a llorar en la sala. «He pasado los cinco peores años de mi vida», declaró. «Especialmente el día en que fue detenida mi madre», decía la imputada antes de ponerse a sollozar. Después afirmó que no pudo contener las lágrimas al ver a su propia madre sentada en el banquillo. En su turno de respuestas, dijo además haberse sentida esos años «engañada, estafada, humillada y condenada», e insistió en que ignoraba «se fuera a cometer un fraude». «Juro y juraré hasta el día que me muera que jamás se nos comunicó que iban a suplantar a mi madre», dijo en su día ante el tribunal la ayer condenada.