Bogotá

Santos ofrece la «fórmula Uribe» de economía y seguridad democrática

Mockus lucha para alejar la sospecha de que puede negociar con las FARC

Santos, buen conocedor de España, durante su intervención en un encuentro organizado por LA RAZÓN y el Círculo Ecuestre de Barcelona, en 2009, donde expuso sus principios políticos
Santos, buen conocedor de España, durante su intervención en un encuentro organizado por LA RAZÓN y el Círculo Ecuestre de Barcelona, en 2009, donde expuso sus principios políticoslarazon

En la antesala de las elecciones presidenciales los colombianos siguen reflexionado sobre quién sería el «heredero perfecto» del hiperpopular mandatario Álvaro Uribe. El todavía presidente ya tiene un elegido, su delfín y ex ministro de Defensa, Juan Manuel Santos que, según los distintos sondeos de preferencias electorales, aparece en un empate técnico con Antanas Mockus, un matemático de 58 años y ex alcalde de Bogotá. Ambos candidatos se mueven entre el 34% y el 35%, por lo que habrá segunda vuelta.Los partidarios de Uribe y de su candidato Santos recuerdan que Colombia estaba en una profunda crisis económica y social el año 2001, la economía en recesión, la inversión y el turismo destruidos, las FARC y otros grupos irregulares (otras fracciones armadas como en ELN y los grupos paramilitares) controlando un tercio del territorio nacional, la inseguridad descontrolada, los departamentos endeudados y la legitimidad democrática en caída libre. Ocho años después, el país exhibe una economía saneada, acuerdos sociales, respeto a la democracia (que se refleja en la destitución de parlamentarios del propio uribismo y en la decisión del Congreso de no aprobar su reelección), mejora de las finanzas públicas, disminución de asesinato de periodistas y sindicalistas, auge del turismo y aumento de la confianza pública.La propuesta política principal del candidato del Partido de la U es continuar con la política de «seguridad democrática» de Uribe, de la lucha contra los grupos guerrilleros y el «crimen organizado», para alcanzar la «prosperidad democrática». Además, Santos se esfuerza en mostrar que debajo de todo eso también subyace un estilo propio.El opositor Antanas Mockus, del Partido Verde, intenta adosar a su reconocido apego a las normas y su imagen de honradez un perfil de mayor dureza con la guerrilla, con la que afirma que no negociará. En el caso de Mockus, la estrategia puede verse claramente en uno de sus carteles de campaña, que se observa nada más llegar al aeropuerto de Bogotá, «no soy un tipo blando. Soy un "duro limpio"».Durante su vida como alcalde no dejó de sorprender con apariciones excéntricas, como su boda en un circo con una asistente social, con un traje fabricado de plantas de aloe vera y montado en un elefante. También estas apariciones se dieron antes de su Alcaldía, como cuando utilizó trajes de superhéroe e incluso llego a improvisar canciones de rap.El proyecto de gobierno de Mockus tiene a la educación como fundamento del desarrollo y a la obediencia a las leyes, o lo que llama la «legalidad democrática», como esencia del Estado. Su candidato a vicepresidente es el ex alcalde de Medellín, Sergio Fajardo, un doctor en Matemáticas con el que intenta llegar a la Casa de Nariño.

«Es la Sanidad, no Venezuela»Una vez que los colombianos empiezan a sentirse más seguros, también quieren vivir mejor. La tasa de desempleo más alta de América Latina –casi la mitad de la población en la pobreza– y un preocupante déficit fiscal son algunos de los problemas que preocupan al electorado. El centro financiero de Bogotá muestra estos contrastes. Entre los edificios de la bolsa, los bancos o las compañías internacionales hay un importante mercado «pirata». En una esquina, un joven ofrece té rojo. Dice que tuvo que dejar la universidad, que ahora vive con sus padres y hace este trabajo para «tener con qué comprar cigarrillos. Todos los candidatos prometen crear empleos, veremos si es verdad». Al otro lado de la calle, una mujer se queja de quienes critican a los vendedores ilegales. «Tenemos que trabajar», dice. Y agrega: «La crisis de la Sanidad es lo que nos preocupa, no Venezuela».