Balú ganador de la semana

Nunca se me olvidará el día en que mi madre estaba tendiendo la ropa y dejó la lavadora abierta y Balú cogió una sábana que había dentro y se la llevó corriendo por todo el pasillo», comenta Mari Carmen. Es tan nervioso que es necesario sacarle con mucha frecuencia a la calle: «Cuando está fuera no para de correr y aprovecha la ocasión siempre que puede para jugar con otros compañeros». Como a todo buen perro la comida le apasiona y más si es un buen trozo de carne. «La ternera le vuelve loco y siempre que nos ve comiendo acabamos por darle un pedacito», confiesa la dueña. La casa de Mari Carmen está llena de juguetes para Balú pero hay dos por los que siente un cariño muy especial: «tiene una vaca y un cerdito que son sus preferidos y cuando le dices que te los traiga lo entiende perfectamente y va a por ellos». Por las noches este pequeño revoltoso necesita compañia y siempre que puede aprovecha la ocasión para dormir con alguien, "se tumba a los pies de la cama de mi madre y duerme del tirón".