Crisis del PSOE
La dimisión del líder del PSOE de Sevilla deja en el aire la candidatura de Griñán
Sevilla- «Morir matando», podría titularse la película. José Antonio Viera venía rumiando dejar el cargo de secretario general del PSOE de Sevilla desde antes del 38 Congreso Federal, entonces habló de «presiones ilícitas» que «vulneran la libertad» de los delegados y se refería a los cargos que hacían campaña –¿Neutralidad activa, de qué?– por Carme Chacón, directamente a los satélites políticos que giran alrededor de Susana Díaz, secretaria de Organización del PSOE andaluz, y José Antonio Griñán, secretario general del partido en Andalucía.
La victoria de Rubalcaba –en clave andaluza, la derrota de Griñán y del «susanismo»– le otorgó aire. «Me iré si no hay una lista de consenso», avisó. Y Viera, en pleno partido, ha pinchado el balón, por más que el aparato haga como si nada. Las nuevas «injerencias» para elaborar la lista en Sevilla para las autonómicas han terminado por decantar su dimisión, dejando al PSOE andaluz resquebrajado a mes y medio de las elecciones.
Viera –que llegó con más de hora y media de retraso al comité, pasadas las 13:00– deja el cargo, textualmente, porque «su autonomía se vulneraba de manera muy grave», reconociendo que ya no contaba con la mayoría en la ejecutiva provincial. Puso como ejemplo el veto a Alfonso Guerra en el Congreso Federal y criticó que entonces circulara un documento titulado «Con Griñán o contra Griñán». «Yo nunca he ido con nocturnidad y alevosía o provocando deslealtades», indicó.
La dimisión la hizo pública su secretario de Organización, Enrique Cosinou, instantes antes; aunque estaba tomada de antemano y presentada a las 10:00. «¿En qué estamos pensado, en el día 25 o en el 26?, cuestionó Viera sobre los intereses de los presentes. «Entiendo desde el punto de vista personal que haya gente que en algún momento tenga que anteponer el interés de su familia al interés del partido», añadió. «Si vamos a seguir pidiendo a la gente el pedigrí de su grado de lealtad según se haya acompañado o no, según hayan cambiado las condiciones personales o económicas de alguno, esta organización, si no se mueve en otra dirección, no se parece a la sociedad a la que queremos representar», aleccionó. «Ésa es la reflexión que os dejo». A la salida, recibió el abrazo de antiguos adversarios –Caballos o Demetrio Pérez–, hoy unidos contra el «susanismo» y salió acompañado por Alfonso Rodrí-guez Gómez de Celis, Jaime Mougán o Javier Fernández.
El comité provincial finalizó con una lista provisional, ya que la dimisión del secretario la deja, según los estatutos, en el aire. Carmen Hermosín, de la Comisión Federal de Ética y Garantías, advirtió en este sentido. La Ejecutiva Regional deberá estudiar el informe de la comisión de listas el miércoles, antes de la aprobación definitiva de las candidaturas por el comité director. Los afines a la dirección regional pretenden dar por buena la votación. Los socialistas que se han desligado del comité provincial insistieron en que la reunión ha sido «ilegítima», según el secretario general de la agrupación socialista de Dos Hermanas, Agustín Morón.
Sólo votaron 79 (72, a favor; siete en blanco) de los 144 miembros del comité provincial celebrado en el complejo Blanco White. La lista quedó conformada, en este orden, por Griñán; Susana Díaz; el parlamentario José Caballos (al que la pugna con Díaz ha unido con Viera tras años como enemigos íntimos); la consejera de Salud, María Jesús Montero (también pro Rubalcaba); y el también parlamentario José Muñoz. Les siguen Carmen Tovar, Carmelo Gómez, Verónica Pérez y Celis. «La lista, más integradora no puede ser», defendió Rodríguez Villalobos, que garantizó que con estos nombres «el PSOE volverá a ganar en Andalucía». Pocos escaños para tanta persona a sueldo del partido.
Antes del comité, en el hotel La Motilla de Dos Hermanas, Francisco Toscano y Javier Fernández, por parte del provincial, negociaron una lista conjunta con José Muñoz y Carmelo Gómez, por parte del regional. Los puestos de Celis y Miguel Ángel Vázquez rompieron el diálogo. Entonces, Viera –como cabeza visible de los contrarios al «susanismo»– pinchó el balón y dimitió.
Fuentes del partido informaron a LA RAZÓN de Sevilla de que en el Congreso Federal ya se vislumbraba esta salida. En clave orgánica, la dimisión de Viera no es sólo la salida de un alto cargo del partido en la única provincia en la que los socialistas ganaron al PP en las generales, en la agrupación –por militantes y victorias– más importante de España. La dimisión de Viera evidencia la gangrena de las estructuras socialistas, regida ahora mismo, de facto, por pequeños reinos de taifas ante la falta de credibilidad en el «sultán» Griñán y su segunda Susana Díaz. Y, más allá, la renuncia del secretario general del PSOE de Sevilla, en clave interna, supone que se da por hecho que «este paso Viera no lo ha dado solo». «Su objetivo va más allá del comité provincial». En la guerra interna socialista, a pesar de la cercanía de los comicios, los barones provinciales apuntan a lo más alto de la cúpula. Ergo, igual estos días salen a la luz «papeles comprometedores». De un lado –el nombre de Viera pulula en la investigación del fraude de los ERE– y de otro.
Con esta nueva dimisión de Viera (en 2008 dejó Cartuja 93 para seguir siendo diputado andaluz; en 2007, en su pugna con Monteseirín, abandonó el Ayuntamiento de Sevilla; y en 2004 abandonó la Delegación del Gobierno en Andalucía para centrarse en el PSOE de Sevilla), el partido queda abocado a una gestora.
En las redes sociales, el ex alcalde de Mairena, Antonio Conde, pidió «reflexión». «Me entristece la división en un mismo sentimiento», reconoció. Un día después de una reforma laboral con la que, según Griñán, se retroceden varios siglos, con parte de la sociedad buscando señales en la izquierda, el PSOE evidencia, una vez más, que sigue a lo suyo o, lo que es lo mismo, «qué hay de lo mío». «Mañana, no leed los periódicos», se recomendaban los griñanistas tras el espectáculo del comité de Sevilla.
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