Viena
Dónde está Zerolo II
Para los lectores que no lo recuerden, les refresco que desde hace cinco meses, cuando escribí «¿dónde está Zerolo?, primera parte», busco denodadamente al líder más pancartero del PSOE, y le busco lógicamente detrás de una pancarta. Infeliz de mí. El hombre que incluso se llegó a doctorar en la especialidad de presentarse por ensalmo representado al PSOE en manifestaciones a favor de causas abandonadas por el PSOE, sin aparente trastorno, hoy está esfumado. En estos tiempos que corren, en los que Zapatero hace cada día tortillas rompiendo unos cuantos huevos con los cacareados derechos sociales, el vociferante Zerolo se nos ha quedado mudo. Ni rastro.No obstante, dada la afición de Zerolo por las pancartas, al principio esperé que se manifestaría en nombre del PSOE contra el pensionazo del Gobierno del PSOE, por ser ésta la alienación que mejor borda. Pero no. Después le imaginé protestando contra los Castro por la muerte de Zapata. Y nada. Luego le busqué inquiriendo a los tiranos por la huelga de Fariñas. Tampoco. Más tarde le supuse vociferando contra la lapidación de la adúltera iraní, pero el mundo progre no está por estas labores. O sea que nones. Y, al final, esta semana le busque contra las deportaciones – que no liberaciones– de presos políticos cubanos, expulsados por el régimen como perros apestados. Pues ni por esas. El esfuerzo con Aminatu Haidar dejó seco a nuestro hombre. Tras agarrarse al brazo de la suegra de Pe, primero para abroncar a los empresarios y luego para defender el aborto, se manifestó representando al Gobierno de Zapatero a favor de Aminatu, quien a su vez protestaba contra Zapatero. Toma ya. Sarmentoso es poco. Evaporado es como se nos ha quedado el secretario de los Movimientos Sociales socialista. Pobre hombre. Así es que ahora ni cubanos encarcelados, ni deportados, ni iraníes lapidadas. Zerolo se ha gasificado.Pero heme aquí que confieso mi falta de vista: predije que aparecería en breve en el diván del psiquiatra y no, el hombre está todavía para alguna fiesta. A falta de causas por las que protestar aquí, ¡Jesús bendito!, se nos ha aparecido en las calles de Viena, eso es afición, nada menos que sujetando una pancarta a favor de los Derechos Humanos. Sí, sí, con mayúsculas. Para que luego algún aguafiestas venga a decir que el tipo está acabado. Con este artículo pretendo hacerle justicia. Y decirles a los deportados y las lapidadas que no se sientan huérfanos. En casa no es menester protestar para no importunar a Zapatero, que está en la Alianza de las Civilizaciones con los tiranos cubanos e iraníes. Pero en Viena todo es posible. Lástima que las pancartas aquí se nos estén quedando ajadas, con el ambiente que dan. Hago ruegos para que gane el PP y, de ese modo, Zerolo, del brazo de Zapatero y la suegra de Pe, salten de nuevo a las calles contra el maltrato de mujeres, los vertidos de petróleo, la energía nuclear, la guerra de Afganistán y los Estados Unidos. Menudo colorido. Hoy la calle, que pena, ya no es lo que era. Ni Zerolo...
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