Londres
El «topless» de los 1200000 euros
En cuanto salieron a la luz las imágenes robadas de Kate Middleton, aparecieron los fantasmas del pasado y el recuerdo de Lady Di. La que hoy sería suegra de la duquesa de Cambridge fue perseguida por los paparazzi desde que comenzó su relación con Carlos de Inglaterra. Hasta en el momento de su muerte, en 1997, los fotógrafos estaban presentes, incluso se les llegó a acusar de ser los culpables del fatídico accidente de tráfico que terminó con su vida y con la de su entonces pareja, Dodi Al Fayed. La revista italiana «Chi» se atrevió a publicar las imágenes de Diana de Gales mientras los sanitarios le suministraban oxígeno para intentar reanimarla. Algo carente de pudor y de interés informativo, la gota que colmó el vaso de 20 años de acoso mediático.
Las fotos nunca vistas
También Lady Di fue «pillada» haciendo «topless» pero, a diferencia de Kate, ningún medio publicó las imágenes. El periodista Diego Arrabal fue quien tomó las instantáneas: «Estaban hechas a 20 metros y tenían mucha más calidad», cuenta. Y explica lo que sucedió para que nadie las viera, a pesar de tener a medio mundo interesado en ellas. «Vinieron medios de varios países europeos y se abrió una subasta. La revista "¡Hola!"se hizo con las fotos pagando 1.200.000 euros, convirtiéndolas en las mejor pagadas de la historia de la profesión», relata Arrabal. «Su entonces director, Eduardo Sánchez Junco, compró los derechos mundiales de por vida y nos reunió en su despacho. Allí mismo cogió un cuenco de barro, metió las fotos y las quemó». Como reconocimiento, la princesa Diana acudió a la inauguración de la revista «Hello!» y la publicidad que obtuvo resultó más rentable que publicar el «topless».
A pesar de que nadie vio a Lady Di escasa de ropa, Isabel II nunca respetó ni toleró la forma de vida de la princesa, algo que se llegó a percibir cuando todo Reino Unido lloraba su muerte. En el palacio de Buckinham no ondeaba la bandera a media asta y los reyes se llevaron a Guillermo y Enrique, entonces dos niños, a su residencia de Balmoral para que no vieran todo lo que estaba sucediendo en Londres. Una actitud muy criticada por los ingleses, que llegaron a cuestionarse el futuro de la monarquía. Finalmente, Isabel II optó por viajar hasta la capital, izar la bandera a media asta y saludar al féretro de Diana cuando pasó por delante de ella.
No es de extrañar que el príncipe Guillermo, asustado por que la historia se vuelva a repetir con su mujer, haya decidido emprender todas las acciones legales posibles contra los que han violado su intimidad en estos momentos.
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