Congreso Extraordinario del PSOE

Pasarse de frenada

La Razón
La RazónLa Razón

Llegan las horas de plegar velas. En sólo una semana, Rubalcaba y sus ministros han pasado de la euforia a la depresión comunicativa en un caso más del comportamiento bipolar que practican los gobiernos Zapatero. De la euforia del «ETA está en las últimas» a la depresión de esto «no será posible antes de las elecciones». De desdecirse a sí mismos. La avalancha de ministros alegres ha de ser más prudente –ha pedido Rubalcaba– porque se han pasado de frenada. Tocan tiempos de rebajar ardores a la vista de que una envalentonada Batasuna otra vez les ha adelantado la hoja de ruta, confirmando con chulería que se presentará a las elecciones. Una vez más, al todopoderoso vicepresidente y ministro del Interior los batasunos le han roto la agenda. A él y a Zapatero, quien el mismo dia que estrenó Gobierno dijo aquello de que los pasos de Batasuna no estaban cayendo en balde (¿?).

Pasarse de frenada es algo así como meterse un gol en propia puerta. Lo que le ha pasado al Gobierno, otra vez, con ETA. Afortunadamente los etarras, tras las declaraciones de Zapatero y sus ministros estos días augurando el inminente fin del terrorismo, no han volado la T-4, pero sí ha calado la idea, entre la opinión pública, de que el Gobierno tenía prisas por legalizar a Batasuna antes de las elecciones municipales y autonómicas.

Pero no es el único asunto con el que Rubalcaba se ha pasado de frenada. Tras su nombramiento para comunicar mejor, ha sido tal la avalancha de ministros que han salido a acorralar al PP, que la quietud centrada de Rajoy, por una vez, le está dando buenos réditos. Mientras él presentaba propuestas de reformas, los ministros en tromba le acordonaban haciendo oposición a la oposición. Mucho me temo que, o el Gobierno modera sus críticas a Rajoy o corre el riesgo de parecer un comando desestabilizador para crear tensión, como aquella que le confesó Zapatero a Gabilondo en la campaña del 2008.

El nuevo ejecutivo ha salido, pues, como buey en cacharrería, demostrando que, si bien Rubalcaba era la única opción que tenía Zapatero para sacarle del marasmo, no siempre el más listo y sagaz de los ministros acierta. El titular del Interior ha vivido de las rentas que da este Ministerio, agazapado entre buenas encuestas y asuntos de estado. Pero no es la primera vez que al moverse se equivoca. Sus apuestas en las primarias siempre fueron por los perdedores, pujando por Almunia y no por Borrell, por Bono y no por Zapatero, por Trini y no por Gómez. Aunque su más notable fracaso fue el pacto que tejió con Frutos para que IU no presentara candidatos a las elecciones de 2000. Izquierda Unida los presentó y ese pacto dio la mayoría absoluta al PP. Entonces nadie señaló a Rubalcaba con el dedo. Ahora la situación es bien distinta porque su exposición es enorme. Es vicepresidente político y portavoz del Gobierno. De ahí el viraje de esta semana tras comprobar que pasándose de frenada los socialistas han favorecido al PP. ¡Menudo estreno!