París
Al Qaida el monstruo sigue vivo
Ha caído Osama Ben Laden y de su desaparición se congratula prácticamente todo el planeta. Incluida Francia, aunque oficiosamente el Elíseo reconoce que habría preferido que el líder de Al Qaida hubiera sido capturado y juzgado ante un tribunal.
Por mucho que ayer, unos tras otros, desde Nicolas Sarkozy a su ministro de Exteriores, Alain Juppé, hicieran suyas las palabras del presidente estadounidense, Barack Obama: «Se ha hecho justicia». Sin embargo, con la muerte de Ben Laden, ni se acaba el terrorismo ni su amenaza se difumina. El monstruo, tentacular, sigue vivo. Francia lo sabe bien porque desde hace tiempo es uno de los principales blancos de la organización terrorista y su nebulosa.
«Es una desaparición muy simbólica. Pero no es menos cierto que las estructuras de Al Qaida subsisten y que hay números dos y tres. También hay otras redes terroristas no afiliadas a Al Qaida, y grupos con una cierta autonomía, descentralizados de esa organización, pero que van a continuar con su trabajo», decía ayer el jefe de la diplomacia francesa pensando en particular en los integrantes de AQMI (Al Qaida en el Magreb Islámico).
Esta franquicia constituye la bestia negra de las autoridades galas. Desde mediados del pasado mes de septiembre retienen a cuatro ciudadanos franceses, empleados de la firma nuclear Areva, en algún punto del desértico Sahel, entre Malí y Argelia, y en donde esta célula, que juró lealtad a Ben Laden en 2007, ha mantenido secuestrados a occidentales españoles, franceses, italianos o británicos. Sin escrúpulo alguno en ejecutar a sus cautivos, por presión o por venganza, como en el caso del cooperante galo Michel Germaneau en julio de 2010.
Por eso, la muerte del terrorista más buscado de los últimos tiempos y enemigo número uno de Estados Unidos suscita interrogantes sobre las posibles consecuencias que la operación norteamericana podría tener sobre el futuro de los secuestrados y su eventual liberación. Según fuentes cercanas a la mediación, lo que supone una «buena noticia» en la lucha contra el terrorismo es una «mala noticia para las negociaciones» ya que podrían no sólo retrasarse sino endurecerse. Una hipótesis que quiso minimizar el ministro del Interior, Claude Guéant, asegurando que «no existe ningún elemento que aumente nuestros temores», en referencia también a los dos periodistas de la cadena France 3 retenidos en Afganistán desde hace casi quince meses.
Los secuestros son el precio que el terrorismo le está haciendo pagar a Francia –que mantiene alto su nivel de alerta– tanto por su presencia militar en Afganistán como por la reciente prohibición del «burka» y el «niqab» en los espacios públicos. Desde el pasado otoño, Osama Ben Laden, había amenazado en persona a Sarkozy y a su Gobierno a través de varias grabaciones en las que justificaba la captura de franceses y advertía de nuevos actos si no retiraban sus 4.000 hombres del país asiático. «Esa posición os costará caro tanto dentro como fuera de Francia», conminaba en un mensaje difundido a finales de enero.
La política de franquicias de la red terrorista desde principios de 2002 ha creado una amalgama de facciones independientes que fucionaban al margen del liderazgo de Ben Laden o Al Zawahiri. Entre las más activas figuran AQMI, creada en 2006 con la base del argelino Grupo Salafista para la Predicación y el Combate, Al Qaida en Irak –denominada así tras la muerte en 2006 del jordano Al Zarqawi, fundador de Tawhid wal Jihad– y Al Qaida en la Península Arábiga, con base en Yemen.
En el sureste asiático, la organización opera con el sello de la Yemaa Islamiya, cuyo liderazgo detenta el clérigo indonesio Abu Bakar Bashir y que fue fundada en 1995 con el objetivo de crear un califato en Indonesia, Malasia, Singapur, Filipinas y Tailandia. La muerte de Ben Laden es la de un inspirador para estas facciones que seguirán operando de forma autónoma. «La yihad seguirá adelante. Al Qaida no muere con Ben Laden», advirtió ayer Bashir.
Ben Laden pide venganza en su testamento
Fuentes oficiales estadounidenses esperan la próxima divulgación de una grabación póstuma de Osamba Ben Laden, realizada para ser distribuida entre sus seguidores en caso de que falleciera, según informa la cadena CNN. Además, dos funcionarios del Pentágono aseguraron que el entierro en el mar del terrorista saudí fue grabado en video y que probablemente se hará público pronto. Los funcionarios dijeron que las fotos del cuerpo antes de su eliminación en el mar también pueden hacerse públicas. Los funcionarios hablaron bajo condición de anonimato porque las decisiones sobre la liberación están todavía pendientes. John Brennan, el jefe de la Casa Blanca contra el terrorismo, dijo que el Gobierno seguía deliberando sobre la liberación del material.
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