Policía
El desahucio que terminó en masacre
Un hombre de 53 años mató a tiros a cuatro personas y luego se suicidó ayer, en Karlsruhe, al oeste de Alemania. El hombre, que iba a ser desahuciado, tomó como rehenes a cinco personas, el procurador que iba a ejecutar el desahucio, el cerrajero que lo acompañaba, el nuevo propietario, un trabajador social y la anterior dueña del piso, pareja sentimental del inquilino.
Según el relato policial, el presunto asesino –desempleado y aficionado a la caza– dejó pasar a las cinco personas al salón de su vivienda y se retiró a una habitación para reaparecer con una pistola. Seguidamente, le disparó dos veces al procurador, por no acceder a sentarse en el sofá y obligó al cerrajero a atar al herido y al nuevo propietario. Según la investigación de la Policía alemana, el cerrajero intentó sustraerle el arma, pero el inquilino reaccionó rápidamente y le disparó cinco tiros. Después enseñó al trabajador social, único superviviente y testigo de la tragedia, varias de las armas que poseía, y le dejó salir con el objetivo de que alertase a la Policía sobre su plan. Nada más salir de la vivienda el trabajador social escuchó cinco disparos.
La Polícia local estuvo varias horas intentando hablar con el inquilino, acordonó la zona y realizó un gran despliegue con helicópteros y con unidades del Comando de Operaciones Especiales (SEK). Dos colegios y una guardería de la zona residencial donde se encontraba el piso del asesino fueron desalojados y cientos de policías y bomberos rodearon la zona. Finalmente, el SEK, tras varias horas sin escuchar ningún ruido procedente del interior de la casa, la asaltó tras percatarse de un fuerte olor a humo. Más tarde, se corroboraría que el asesino había intentado incendiar la casa prendiendo fuego a una alfombra. Tres de los retenidos fallecieron por disparos en la cabeza, la mujer recibió un impacto en el pecho y el propietario se suicidó disparándose en la cabeza con una escopeta, según se desprende de la investigación. Tras el registro de la casa, la Policía encontró dos pistolas, una escopeta de cartuchos, dos granadas y abundante munición, por lo que creen que el inquilino «había planeado los asesinatos con todo detalle».
El portavoz de la Policía local, Roland Lay, ha calificado de «terrible tragedia» lo sucedido. Lay informó de que el sospechoso no tenía antecedentes por violencia o agresiones por lo que era imposible prever que el asesino «se comportase de esa manera». Los asesinatos han causado una gran conmoción en la pequeña ciudad de Karlsruhe, en el estado de Baden-Wurtemberg. La ciudad, que tiene cerca de 300.000 habitantes, es la sede del Tribunal Constitucional Alemán.
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