Literatura

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Ricardo Piglia da en el blanco

A Ricardo Piglia le gusta escribir sin rumbo fijo, sin predeterminaciones. Parte de una anécdota, que es el regalo que la realidad le hace al escritor, y él desarrolla después todo lo que encuentra en ese mundo extraordinario hasta que le sale un árbol literario exacto que es la novela.

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Ricardo Piglia parte de unas coordenadas, que son Argentina –su nación de origen–, y el sentido del humor, que empaña su obra. Ahora, el autor de «Plata quemada», libro o relato que viene de un suceso auténtico, ha recibido el Premio Nacional de la Crítica por «Blanco nocturno», que publicó la editorial Anagrama. Un relato policia, un crimen que le sirve de pretexto para asesinar todos los códigos literarios impuestos.

A Piglia le gusta nadar en mar abierto, sin restricciones. En esa libertad, la trama se desarrolla, como es este caso, que le ha salido una obra «amena y divertida», según ha dictaminado el jurado, que esta vez ha enunciado su fallo desde Cáceres. También ha señalado que es uno de los autores «más influyentes de las últimas décadas». «Estoy asombrado –ha declarado el autor al conocer la noticia– porque es una novela muy argentina que sucede en un pueblo de La Pampa, una historia que en cierto sentido es autobiográfica, ya que está inspirada en un primo mío que puso una fábrica en el campo; no le fue nada bien, pero trató de resistir, para mí reaccionó de una manera admirable».

El autor, que se alegró de que hayan sido los críticos quienes hayan reconocido el valor de este trabajo, añadió, según informa Efe, que «la imagen de él, allí encerrado en su fábrica, solo, construyendo objetos para los que no estaba preparada la realidad, con esa perseverancia, fue siempre un motivo de inspiración, y sobre esa imagen, por ese recuerdo, escribí la novela». No son los únicos premios que se han entregado.

En el apartado de poesía ha ganado Juana de Castro con la obra «Cartas de enero» (ed. Fundación Lara) que, según ha recordado la portavoz del jurado, Julia Barella, es un poemario en el que se puede reconocer el dolor desde unos puntos de vista nuevos, además de abordar el sentimiento de las cuidadoras desde una perspectiva original.