Feria de Bilbao
Con el calor de protagonista
Plúmbeo festejo ayer en Las Ventas. Y es que el calor –si no quieres caldo, toma dos tazas–, fue el gran protagonista de una tarde en la que una terna de ésas que apetece ver, de las que pone de su parte por crecer, se estrelló con el descastado juego de las reses. Justos de fuerza en general y sin un ápice de casta.
Abrió plaza Joselillo, una de las escasas ausencias reseñables de San Isidro, que sorteó un animal de poca fuerza y no mejores intenciones. Andarín y reservón, el de María Cascón se tragó los muletazos, pero, cual buey, nunca se empleó. Soso con el que el pucelano no pudo más que realizar una digna labor de técnica y oficio. Se le fue la mano con la espada. Tampoco estuvo fino con la tizona en el descastado cuarto al que atravesó. El inicio de faena, luciendo el son del astado, que parecía distinto a sus hermanos de camada, hizo concebir esperanzas. No fue más que un espejismo, porque, pese al buen tacto de Joselillo, siempre a favor del toro y dándole distancia, se vino abajo. Distinto arranque, mismo final. Imposible.
Confirmada la alternativa en la Prensa, Joselito Adame quiso repetir el buen sabor de boca. Ganas no le faltaron. Quitó al sobrero de Domínguez Camacho por vistosas lopecinas y, trastabillado, a punto estuvo de ser arrollado en el ceñidímo cambiado por la espalda.
Sin raza el burel, el mexicano puso todo lo que le faltaba a su rival en un trasteo asentado sobre el pitón izquierdo, que le costó una fuerte voltereta y un puntazo en el muslo derecho. En el quinto bis, inválido de El Sierro, lo intentó a media altura, pero el toro, protestado hasta la saciedad con razón, no se tenía en pie. Trató de insistir, pese al toro y la cojera en su pierna, pero el tendido, hastiado, no le dejó.
Pepe Moral regresaba como premio a su monumental arrimón en la áspera corrida del Conde de la Corte en los festejos de preferia Un mundo desde entonces. El sevillano buscó las vueltas a un toro muy rebrincado sin clase alguna. Pasaba, pero ni un resquicio de emoción. Pases y más pases. Eterno se hizo el trasteo. Remendó la corrida uno de Javier Pérez-Tabernero, que lidió un notable encierro en el Aniversario, con el que Moral trató de recordarnos ese buen concepto. Imponente el «atanasio». Muy bien presentado, llegó a la muleta con buen fondo, pero sin alardes. Tres series duró entre parones y resbalones. Era una odisea. O mejor dicho, seis. Seis odiseas seis en plena canícula. ¡Menos mal que ya nos vienen las nocturnas!
Las Ventas (Madrid). Se lidiaron toros de María Cascón, un remiendo de Javier Pérez-Tabernero (6º) y otro dos sobreros de Domínguez Camacho (2º) y El Sierro (5º), bien presentados, de poca fuerza y descastados, salvo el 5º, tan noble como inválido. Un cuarto de entrada. Joselillo, de grana y oro, estocada muy baja (palmas), estocada que hace guardia, metisaca, pinchazo, estocada caída (silencio). Joselito Adame, de turquesa y oro, pinchazo, estocada desprendida (silencio); más de media (silencio). Pepe Moral, de rosa palo y oro, estocada (silencio); estocada (silencio).
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