San Sebastián
Voluntad popular
En cualquier totalitarismo encontraremos represión ideológica y múltiples formas de limitar los derechos civiles de los ciudadanos. Sin embargo, en su origen, siempre existen dos elementos comunes: una crisis social que termina coincidiendo con una crisis económica y un liderazgo carismático que suplanta la voluntad popular hasta terminar identificándola con sus propios intereses.
Para triunfar, el totalitarismo necesita desprestigiar cualquier forma de representación, ya sea ésta política o social; así se adquiere el monopolio de la voluntad popular como paso previo a la imposición de una única forma de pensamiento. El movimiento «Sol-itario», ya ha cruzado el Rubicón hacia el totalitarismo. Esos pocos centenares que han entrado en la CEOE o que han bloqueado estos días la carrera de San Jerónimo ya han decidido que ellos y sólo ellos son los intérpretes «auténticos» de la voluntad popular, cual sacerdotes investidos de una virtud mística. Para estos iluminados los millones de votos de los ciudadanos no son del pueblo, son opiniones corrompidas que hay que reconducir a la verdad que sólo ellos destilan.
Si aceptamos esto sin más, si nadie les espeta en la cara que no tienen derecho, y Rubalcaba permite sus atropellos, terminarán decidiendo que deben salvarnos de nosotros mismos y habremos cometido un error de proporciones históricas.
Por cierto, espero verlos el día de la toma de posesión del alcalde de Bildu en San Sebastián, salvo que crean que el apoyo a los terroristas no es la forma más íntima de corrupción intelectual y política.
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