El pincel afilado de George Grosz

«Fueron unos años locos. Yo participaba de lleno en la vida, me tiré de cabeza a ella y entré inmediatamente en contacto con fuerzas que parecían surgir de la nada más absoluta.

Queríamos más. No sabíamos muy bien expresar qué era algo más, pero […] no encontramos ninguna solución en la mera negativa, en la rabia por haber sido engañados y en la negación de todos los valores pasados. Era casi lógico que nos viésemos arrastrados cada vez más hacia la izquierda». Con estas palabras, el pintor Georg Grosz apunta al corazón de su experiencia en los agitados años de la República de Weimar. Un botón de muestra de una autobiografía en la que el vitriólico caricaturista de la injusticia de las clases dominantes da cuenta de una época turbulenta, donde ni lo viejo parecía morir del todo ni lo nuevo nacer. Ella fue el escenario en el que Grosz, combatiente en la infantería de la I Guerra Mundial, sacó todas las consecuencias del expresionismo y puso a prueba su compromiso político.

Como destaca el luminoso prólogo de Antoni Domènech, estas irónicas y amargas páginas no deben entenderse como un libro de memorias, sino como el lúcido testimonio de «un derrotado alemán». Ni que decir tiene que Grosz utiliza aquí la palabra como el pincel: sus retratos son demoledores, su prosa, afilada. En resumen, un libro imprescindible cuidadosamente editado por una de las iniciativas del sector más interesantes: Capitán Swing.