
Discapacitados
El aliado de los discapacitados
Las terapias con perros mejoran la actividad cerebral y favorecen la movilidad

MADRID- Las mascotas son algo más que animales de compañía. Son compañeros, asistentes y acaban convirtiéndose en un miembro más de la familia. Por ello, la utilización de estos animales, sobre todo perros, en la recuperación de personas con problemas físicos y psíquicos es cada vez más habitual. Conscientes de esta realidad, un adiestrador, un técnico superior en animación sociocultural, una psicóloga, un integrador social y una terapeuta crearon hace seis años la Asociación Adiestramiento en Positivo, para realizar terapias con personas con discapacidad físico o psíquica, y los resultados han sido sorprendentes.
El promotor de la iniciativa es Vicente Berga, adiestrador acreditado por la Comunidad Valenciana, que explica que «hemos empezado con dos centros de personas con discapacidad y dos colegios en Castellón, aunque admitimos a personas de toda la comunidad». En total, 50 personas.
El primer paso es la selección y evaluación de los pacientes. Tanto la psicóloga como el integrador social y la terapeuta analizan las características propias de cada uno y forman grupos de cuatro personas para trabajar con los perros durante periodos de 45 minutos.
Estimular a través del juego
La utilización de perros supone una ayuda adicional y una motivación extra para los pacientes, que trabajan con ellos una vez por semana. Durante esta sesión, la misión del adiestrador es lograr que los perros animen a los pacientes a mover ciertas partes del cuerpo que antes no estimulaban. Según Berga, «el perro los obliga a moverse; además, lo hacen sin darse cuenta, es como un juego. En el caso de los pacientes con discapacidad intelectual, pueden llegar a razonar y a usar la memoria. Los pacientes con problemas de agresividad aprenden a tratar bien al animal, con lo que consiguen que les obedezca y ellos se tranquilizan».
De hecho, la efectividad de esta terapia es casi inmediata, ya que en solo dos sesiones se puede llegar a reducir la agresividad del paciente en un 50 por ciento y las personas con problemas de movimiento en los miembros superiores mejoren hasta un 20 por ciento. Incluso los fisioterapeutas dicen que les facilitan el trabajo, ya que los enfermos están más relajados.
Para ello es necesaria la formación continua de los animales. Según indica Berga, el gasto medio de un perro adiestrado ronda los 200 euros. El adiestrador manifestó que el problema de otras terapias con animales es «la no interacción con las personas con discapacidad, sólo se realiza una exhibición, y esto no tiene ningún beneficio en su salud».
Esta ONG no ha sido ajena a la crisis y la falta de apoyos hace peligrar el proyecto. «Hemos buscado ayudas de empresas o administraciones públicas, porque ahora mismo sólo tenemos dinero hasta diciembre. Necesitamos 18.000 euros para continuar dando servicio», lamenta Berga.
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