Congreso Extraordinario del PSOE

Rubalcaba se deja querer

El vicepresidente primero y ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, ofreció ayer una rueda de prensa en la que eludió hasta en tres ocasiones contestar a las preguntas de los periodistas sobre la sucesión de José Luis Rodríguez Zapatero, en cuya quiniela siempre ha sonado su nombre con fuerza

El vicepresidente primero y ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, en un acto ayer en Madrid
El vicepresidente primero y ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, en un acto ayer en Madridlarazon

Sin embargo, al ser preguntado si estaba dispuesto a ser candidato, respondió enigmáticamente: «Esa pregunta se responde por sí sola». Posteriormente, se le volvió a interrogar sobre si es partidario de que la sucesión se dirima en unas elecciones primarias, a lo que respondió que no era ni momento ni lugar para responder a esa cuestión. En tercer lugar fue preguntado si se ve como sucesor de Zapatero. El ministro no contestó y se limitó a sonreír.

Por su parte, el ministro de Presidencia, Ramón Jáuregui, aseguró que el presidente del Gobierno hará público si se presenta o no a la reelección en los próximos comicios generales en función de las «mejores circunstancias» para el PSOE.

Jáuregui recordó que Zapatero ya ha anunciado que tomará la citada decisión teniendo en cuenta sus «propias convicciones», por lo que el ministro dijo que él no se puede adelantar ni anunciar nada, algo que, según indicó, lamenta «mucho». De este modo, recalcó que sólo Zapatero puede «valorar» cuáles son las mejores circunstancias para el partido. También se refirió a la posible renuncia de Zapatero la portavoz del comité electoral del PSOE, Elena Valenciano, que descartó que al sucesor, en caso de que éste no se presente, lo elija el Comité Federal. En cambio, «lo razonable es que se abra un proceso de primarias», algo que «es un mérito de esta dirección, de la dirección de Zapatero».

Por su parte, el presidente del Congreso, José Bono, aprovechó las preguntas sobre este tema para pronunciar una frase lapidaria: «Creo que hay una máxima que viene bien, y es que el bien no hace ruido, y el ruido no hace bien». Y pidió discreción a sus compañeros de partido: «Si nos la aplicásemos haríamos menos ruido del que en este momento se produce», por lo que no hay que contestar siquiera, porque quien lo hace, aunque sea «con buena intención», ya está haciendo «ruido». «No crea usted que es descortesía, pero contestar su pregunta sería introducir ruido», dijo a una periodista.