Nueva York

Montesinos cuela una camisa de Zara en su desfile de Cibeles

Francis Montesinos cuela una camisa de Inditex como propia en su colección

También estuvo en Cibeles la mujer de Luis Alfonso, Margarita Vargas
También estuvo en Cibeles la mujer de Luis Alfonso, Margarita Vargaslarazon

Poco antes del mediodía, los periodistas se reparten por el «backstage» de Cibeles para tocar las prendas de los diseñadores que han de pasar el examen del día. Momento idóneo para acercarse a los probadores de Francis Montesinos. El valenciano presenta su colección a las seis y media de la tarde. Es la ocasión perfecta, pero la reportera de la Televisión de Aragón le tiene ante la cámara. Aun así, Francis permite a LA RAZÓN contemplar la colección. Un vistazo a las piezas de mujer basta para descubrir un «totum revolutum»: punto mezclado con gasas, estampados imposibles, raya diplomática… Para gustos, ya saben. Tras mirar lo femenino, toca apreciar la colección de hombre. Y, de repente, una camisa negra al más puro estilo Juanes. Patrón sencillo, un básico «superslim fit». Sencilla aunque resultona. Pero entonces, al palparla y mover un poco la percha que la sostiene, se vislumbra una etiqueta familiar. A saber: Zara «made in Turkey» con su talla y todo, la L-40.

No es que sea un calco. La firma Inditex. Uno intenta restarle importancia pensando que quizá sea para alguno de los acompañantes de los niños Coro del Recuerdo –que cantarían después en el desfile–. Incluso cabe imaginarse que la «buena», la de Montesinos, llegará en cualquier momento de la tintorería. Pero no. A media tarde, el equipo de sastrería del «creador» descose la etiqueta del cuello, pero se olvidan de borrar la del lateral. Sí, el librillo de instrucciones que nadie lee y que lleva cosido un botón.

Sin embargo, cabe la posibilidad de que no salga a la pasarela. Suele ser habitual que una o dos prendas se caigan en el último momento porque los diseñadores no acaban de ver claro el «look», o que haya alguna pieza comodín si una mancha te arruina un estilismo. No es este el caso. Con retraso –algo habitual en Cibeles– arranca la puesta en escena. Bajan las luces y la coral interpreta una canción tecno. Van pasando las «tops». Aplausos y gritos para Kortajarena. El desfile se alarga. Aparece el diestro Israel Lancho. Hace el paseíllo con unos zapatos de cowboy, unos pantalones estampados y la camisa negra de Zara, pelo en pecho y medallas. Dudas despejadas. Amancio Ortega desfila por primera vez en la Madrid Fashion Week sin permiso ni etiqueta. Montesinos sale a saludar emocionado y Lancho se pasea con el resto de los modelos con su camisa de 40 euros. Fin del «show». «Ha dado en el clavo con este pantalón y esta camisa tan ajustadita y unos botos como los que utilizo en el campo», decía al finalizar orgulloso el diestro ajeno al suceso.
Ideas de otros

Con este episodio, habrá quien piense que todo se ve oscuro en Cibeles. Pues sí, pero con el negro como color absoluto en las prendas de los demás, especialmente en los Lucchino, Torretta y Laguna. Precisamente Hannibal, hablando de sus zapatos de cuña, sacó el tema de apropiarse de las ideas de los otros. «Me copiaron los zapatos del año pasado y por eso me he visto obligado a poner mis siglas», comentó. Fiel a su estilo, hizo de la aguja «glamour» adentrándose en un tejido tecnológico en red formado por un hilo de plata, otro de oro y el verde del fondo marino. Así tejió una red de pescador «deluxe» para crear un vestido y una chaqueta achanelados. Con esta misma minuciosidad, también envejeció un siglo la pedrería de sus vestidos de noche con una técnica láser.

Tonos oscuros también para Victorio&Lucchino.Cuando adelantaron que se inspiraban en el flamenco, resultaba inevitable pensar que recurrirían al volante puro y duro. Pero no. «Con el dinero que cuesta preparar la colección, no nos arriesgamos a hacer tonterías. Hay que evolucionar», sentenció José Víctor. Dicho y hecho. Caracolas y ondas sugerentes, superposiciones de tejido, zapatos muy trabajados, y exquisitas prendas de hombre. Paréntesis cotilla: ¿existe el vestido de novia de la Duquesa de Alba? «No, pero Dios quiera que sí, porque da gusto verla tan feliz a sus años. Ya me gustaría ser como ella», matizó.
Mérito también el de Torretta –lo mejor: el cuero en tono burdeos, los vestidos de satén verde– y de Agatha Ruiz de la Prada en el trabajo de tejido de forros polares. Y sobre Amaya Arzuaga, baste decir que su segunda línea bordó el punto asimétrico, los plisados y la combinación camel-negro. Buen sabor de boca hasta que en unas semanas presente el plato fuerte en París.


Primera fila de todo pelaje y suela
El día en que las pieles primaron en la pasarela, un variopinto pelaje primó entre los vips que asistieron a los desfiles. Así, costaba pensar que en el «front row» de Amaya Arzuaga coincidieran todos a una: Carmen Lomana, Soraya, Sergi Arola (en la imagen de la derecha con la actriz Norma Ruiz), Toni Acosta, Natasha Yarovenko y otros tantos televisivos. Hasta «La Lore» y Fidel de la serie «Aída». Por cierto, que Soraya dice no «saber nada» de cómo se eligió a la representante española de Eurovisión de este año. Eso que se ahorra. También estuvo en Cibeles la mujer de Luis Alfonso, Margarita Vargas (en la imagen de la izquierda), que, acostumbrada a dejarse ver en la Semana de la Moda de Nueva York, ayer estuvo en el desfile de Victorio&Lucchino. Se nota que se ha pateado de arriba abajo Manhattan, porque sus Christian Louboutin tenían la suela más que desgastada. La que no se cansa en su lucha por que no se desmantele el Museo del Traje es la ex ministra de Cultura Carmen Calvo, que fue acompañada de una amiga al desfile de Hannibal Laguna. «Hay que apostar por la tradición y la vanguardia, tomarse en serio la moda, como parte de nuestra cultura. Es el empuje que necesita. De verdad, se trata de uno de los mejores del mundo, no es alarde», comentó Calvo, para, a renglón seguido, proponer que entre la colección permanente se incluyan trajes de luces de los toreos actuales. «Atraería mucho a los turistas». Que tomen nota.