Nueva York
Aído castiga los anuncios de sexo
A falta de que el Consejo de Estado proporcione las herramientas necesarias para prohibirlos, Aído ha dado un paso al frente.
La ministra de Igualdad, Bibiana Aído, ha tomado la firme decisión de acabar con los anuncios de prostitución en los medios de comunicación y ayer dio un paso más para lograrlo. Durante la presentación de la campaña «Corazón Azul» contra la trata de mujeres, que arrancó ayer en España de mano de Naciones Unidas, anunció que no incluirá publicidad institucional de la campaña –que se pondrá en marcha el 18 de octubre, Día Internacional contra la Trata– en aquellos diarios que mantengan en sus páginas los anuncios de prostitución. Las titular de Igualdad dijo que «obviamente no la incluiremos en este tipo de prensa», pues «no es de recibo» que en unas páginas anuncien lo que en otras denuncian.El Plan Integral de lucha contra la trata de seres humanos con fines de explotación sexual, puesto en marcha por el Gobierno en diciembre de 2008, instaba a los medios de comunicación a la autorregulación de contenidos para acabar con los anuncios de prostitución, medida que hasta ahora sólo ha sido secundada por LA RAZÓN y «Público».En este tiempo, la ministra ha mantenido reuniones con los directores del resto de periódicos pero no ha logrado ningún acuerdo. Por ello, el pasado mes de mayo, la ministra solicitó un informe al Consejo de Estado, que todavía no se ha pronunciado, sobre las posibilidades legales para poder prohibir esta forma de financiación que vulnera los derechos de las mujeres y favorece el negocio de las mafias de trata.Sensibilización«Corazón Azul», promovida por Naciones Unidas a escala mundial, tiene por objetivo sensibilizar a la población sobre el problema y las dimensiones del delito de trata, que se calcula afecta a unos dos millones de mujeres y niñas en todo el mundo. Para ello se emitirán spots informativos a partir del 11 de julio y durante tres semanas en las principales cadenas de televisión, y se organizarán exposiciones itinerantes por toda España.Paralelamente, el Ministerio de Igualdad expone hasta el 4 de julio en el Paseo del Prado de Madrid la muestra «Esclavas del siglo XXI», una intervención urbana que a través de 21 maniquíes y un contenedor industrial –similar a los que en algunos casos se utiliza para el transporte de las mujeres– da a conocer las fases de la trata, el perfil de las víctimas, las causas y las consecuencias ante esta forma de esclavitud. Aído explicó que «Corazón Azul» se enmarca dentro de las medidas previstas en el plan integral contra la lucha contra la trata con fines de explotación sexual y que tiene como objetivo situar este fenómeno en su verdadera dimensión para acabar con el problema de raíz, defender los derechos de las víctimas y concienciar a la sociedad para que no sea cómplice de una realidad a la que se incorporan 70.000 mujeres cada año. Reducir la demandaDurante el acto, que estuvo amadrinado por las actrices Mira Sorvino y Belén Rueda, y la periodista mexicana Lydia Cacho, el director ejecutivo de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), Antonio María Costa, pidió una mayor implicación de la sociedad para «reducir la demanda de productos fabricados por esclavos y la explotación».Para dimensionar la gravedad del problema en el viejo continente, Costa aludió al informe «Trata de personas hacia Europa con fines de explotación sexual», que la ONU presentó la pasada semana en Nueva York, que recoge que 140.000 víctimas se ven atrapadas en Europa occidental y central en un círculo vicioso de «abuso, y degradación» sin que se vislumbre «ninguna señal clara de que el número de víctimas disminuya». De hecho, las cifras indican todo lo contrario. «La trata aumenta, a razón del 50 por ciento anual», lamentó Costa. Según el mismo estudio, el negocio mueve 2.500 millones de euros al año en Europa y las más afectadas son principalmente mujeres y niñas de los Balcanes y de los países de la extinta Unión Soviética. Estas víctimas son reclutadas por conocidos, amigos o familiares. En el caso de Ucrania, el 11 por ciento de las víctimas caen en manos de las mafias gracias a la colaboración directa de sus propios maridos. Otras formas de conseguir «mercancía» –que es como tratan las bandas organizadas a las víctimas– es mediante el engaño. El 20 por ciento de las ucranianas traficadas pensaban que iban a trabajar como bailarinas exóticas, masajistas o actividades similares antes de ser secuestradas y trasladadas lejos de su familia.
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