La Paz
Morales paraliza la carretera en la Amazonia
Las masivas manifestaciones obligan al líder boliviano a dar marcha atrás
El presidente boliviano, Evo Morales, está probando su propia medicina. Sus hermanos de sangre, los indígenas, se han revuelto contra él en defensa de la madre tierra, la Pachamama, que tantas veces el líder cocalero invocó y ahora profana en nombre del progreso. Nuevas protestas entre las que destacaron marchas, huelgas de hambre y la convocatoria a un paro nacional se desataron ayer en Bolivia en repudio a la represión policial contra una manifestación de indígenas amazónicos que ha sacudido al Gobierno de Evo Morales.
La acción de la Policía el pasado domingo para disolver la marcha que iba hacia la capital, en protesta contra un proyecto vial financiado por Brasil que atravesaría la selva donde habitan los indígenas, desató la ira de sindicatos urbanos, estudiantes y organizaciones cívicas regionales. El operativo acabó con 36 desaparecidos y un muerto.
En medio de la presión, el presidente Morales anunció la suspensión temporal del cuestionado proyecto por el parque nacional llamado Tipnis, uno de sus emprendimientos más ambiciosos, hasta que un referéndum en el departamento del Beni y el vecino distrito de Cochabamba decida sobre el plan.
Pero horas después, las manifestaciones se multiplicaron tanto como las discrepancias entre autoridades sobre el manejo de la protesta, nacida como rechazo a la carretera y ahora convertida en desafío al también indígena mandatario.
«Ya no podemos tolerar más abusos. Lo que ha hecho el Gobierno con los indígenas es antidemocrático. El presidente tiene que asumir su responsabilidad y echar a los ministros responsables», dijo Bruno Apaza, de la Central Obrera Boliviana (COB). La COB, que agrupa a todos los sindicatos del país, llamó a un paro nacional para hoy.
Marchas y huelgas de hambre
Mientras, estudiantes de la universidad estatal San Andrés, la mayor del país, colapsaron el centro de La Paz con una manifestación de apoyo a los indígenas. A esto se sumaban huelgas de hambre y marchas en otras regiones, destacando un paro cívico indefinido en el departamento amazónico del Beni, de donde procede la mayor parte de los indígenas que protestan contra la vía selvática.
Unas 200 personas, entretanto, permanecían en Rurrenabaque, un pueblo tropical del norte amazónico, donde demoraban su decisión sobre si reanudar o no la marcha de 600 kilómetros hacia La Paz que habían iniciado hace seis semanas y que estaba a medio camino cuando fue disuelta.
La acción policial provocó la renuncia de la ministra de Defensa, Cecilia Chacón, a quien siguieron el viceministro de Régimen Interior, Marcos Farfán, y la directora de Migración, María René Quiroga.
Guerra civil indígena
Aunque relativamente pequeños en número frente a las etnias mayoritarias aymaras y quechuas del occidente andino que respaldaban a Morales, los amazónicos habían sido hasta ahora emblema de la «inclusión social» y la defensa de la madre tierra que Evo proclama. Como en muchos países árabes, donde algunas tribus someten a las otras, podría estar ocurriendo lo mismo entre las etnias indígenas bolivianas.
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