Francia

Esta vez la lía un francés

Con ustedes, el grand colombier. Tras la «crono» vuelve la montaña y lo hace con uno de los puertos más duros y complicados. Se trata del Grand Colombier, un coloso, aunque tal vez un poco lejos de la meta (43 kilómetros) para atacar al líder.

Esta vez la lía un francés
Esta vez la lía un francéslarazon

Acabada la contrarreloj en Besançon el lunes, el equipo Cofidis, como todos, subió a su autobús y puso rumbo al hotel en Bourg en Bresse. Más de 200 kilómetros de carretera. Alguno, al llegar, no pasó ni por la tabla de masaje, derecho a la cama. En el Tour, cada minuto de descanso cuenta. Remi di Gregorio dormía solo en este Tour. La única habitación individual era suya, toda la cama para él. Aunque, sin saberlo, estaba acompañado desde hacía mucho tiempo. Un año lleva la Policía francesa –la «gendarmerie»– escuchando sus llamadas. Di Gregorio cavó su tumba en una de esas conversaciones, hablando de una entrega a llevar a cabo ayer, día de descanso.

Agentes de la brigada de protección de la salud pública, que también se ocupa de la lucha contra el dopaje en Francia, llamaron a su puerta de madrugada. Mientras el Tour dormía se desataba la enésima cruzada. El ciclismo no se libra de los escándalos ni en los días de descanso. «En su habitación tenía un problema», dijo la Policía. La entrega que llevaba consigo y de la que aún no se había deshecho el ciclista. Di Gregorio tenía dos trabajos: ciclista y camello. Abusón, en tiempos de crisis. Estaba aprovechando el Tour de Francia para hacer su «ruta del bacalao» particular. Ahora se le acusa de dopaje y de delito contra la salud pública.

En la oscuridad de la noche y bajo custodia policial, se marchó del Tour Di Gregorio, y así deja al ciclismo; con otra cornada que lo vuelve más negro. Confuso. Su equipo, el Cofidis, ya lo ha suspendido y, «de confirmarse los hechos, será despedido de forma fulminante», dijo Yvon Sanquer, mánager del equipo, que no piensa ni por un instante en abandonar la carrera.

Christian Prudhomme, el director de la ronda gala, también se desmarcó: «Es un asunto aislado que nada tiene que ver con el Tour. Es un problema individual», afirmó. «"The show must go on"», entonan. Borrón y cuenta nueva, a otra cosa. Aunque el problema sea, en realidad, de toda la familia ciclista.