Elecciones en Italia
Ópera bufa
Fue el senador por Montana Mike Mansfield quien sentenció que no sabía definir exactamente la pornografía, pero que sabía reconocerla perfectamente si la veía. Lo mismo se puede predicar de la berlusconización, un fenómeno asociado a la degradación de la política en la mayor parte de sus facetas y cuyos frutos vuelven a quedar expuestos, en sede parlamentaria y en la calle.
Bajo la sombra pesada del transfuguismo, entre gritos y petardos, botes de humo y agresioes, insultos y pintura, «Il Cavaliere» vuelve a salvar la vida. Y van más de siete. Habrá cambio sí o sí. En la reforma de la ley electoral y en la reforma de la Justicia. Se abre un ciclo de más contemporización, de más equilibrios, de más pactismo, de más pasillos y de más despachos. Pero el cuentakilómetros de la legislatura queda averiado. El daño está hecho. Concluye una etapa de relativa estabilidad y se inaugura otra en la que el centro-derecha se tambalea, en el mejor de los casos, o se agrieta irreversiblemente, en el peor.
La lectura más somera y certera de esta grotesca ópera bufa la ha planteado uno de sus protagonistas, Gianfranco Fini: «ha sido una victoria numérica, pero no política».
Y así es, aunque la vida pública cae precisamente por la pendiente de la berlusconización cuando se presentan como inmaculados éxitos políticos los resultados, puramente aritméticos, que derivan de un escenario de confusos chanchullos y vengativas emboscadas.
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