Murcia
Un refugio para perros sin agua y con patatas fritas
La Guardia Civil desmantela en Murcia una perrera ilegal
MADRID- Apenas eran mil metros cuadrados de superficie. Unas instalaciones en condiciones pésimas y con más de 120 perros hacinados. Así se encontró la Guardia Civil esta semana en Bullas, un pueblo de Murcia, a más de 120 perros que vivían en un refugio animal ilegal sin ningún tipo de acceso a agua potable, ni a comida para canes. Por ello, la operación denominada «Rehala» se ha saldado con el cierre de este albergue animal que maltrataba a todos los animales que acogía en sus instalaciones.
Como han confirmado los agentes que realizaron el registro, éste era un albergue clandestino que carecía de las respectivas licencias para ejercer esa actividad, e incluso, del servicio veterinario básico que atendiese la salud de los perros que allí se encontraban.
En las instalaciones, formadas por un terreno cercado de casi 1.000 metros cuadrados situado en una zona rural de Murcia, se encontraban a perros de diferentes edades y razas, en su mayoría correspondientes a las variedades que con frecuencia se emplean para el ejercicio de la caza, como galgos, podencos, pachones o bretones.
Condiciones deplorables
Los más de 120 perros que estaban en este albergue declarado ilegal, vivían en las peores condiciones inimaginables. Muchos de ellos dormían a la intemperie, sin acceso a ningún refugio que pudiese resguardarles de las inclemencias metereológicas, y en espacios reducidos donde se hacinaban decenas de canes.
Estos animales, además, no tenían acceso a agua y el único alimento que recibían eran patatas fritas. Por ello, muchos de los perros que se encontró la Guardia Civil presentaban indicios de desnutrición, y en algunos casos, diferentes heridas muy profundas que aún estaban abiertas y que no habían sido tratadas.
Además, la mayoría de estos perros no habían sido vacunados contra la rabia y carecían de sus correspondientes cartillas sanitarias caninas.
Fosas excavadas
En el momento de la inspección, la Guardia Civil encontró dos fosas excavadas sobre el terreno que servían de depósito para los cadáveres de los animales que iban falleciendo. Así, la Benemérita confirmó que encontró al menos siete perros muertos, cuyos cadáveres aún no habían sido arrojados a ninguna de las fosas y estaban siendo devorados por otros perros que se encontraban en el interior del albergue.
Las diligencias han sido puestas a disposición del Juzgado de Instrucción en funciones de guardia, así como del Fiscal de Medio Ambiente y Urbanismo de la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia.
Por el momento, la Guardia Civil ha desmantelado el albergue clandestino de perros y ha detenido a su propietario por un delito de maltrato animal.
El Código Penal vigente en España sanciona con hasta un año de prisión y hasta tres de inhabilitación especial para el ejercicio de profesión, oficio o comercio que tenga relación con los animales, a aquellos que, por cualquier medio o procedimiento, maltraten injustificadamente a un animal doméstico o amansado, causándole la muerte o lesiones que menoscaben gravemente su estado físico.
Albergues con los papeles en regla
Los alojamientos de animales recogidos están sometidos al control de los servicios veterinarios municipales y deben cumplir varios requisitos. Entre ellos, llevar debidamente cumplimentado un libro de registro de movimientos en el que figurarán los datos relativos a las altas y bajas de animales producidas en el establecimiento. También disponer de servicio veterinario encargado de la vigilancia del estado físico de los animales residentes y responsable de informar periódicamente de la situación de los animales. Y por último, deben tener unas buenas condiciones higiénico-sanitarias, acordes con las necesidades fisiológicas y etnológicas de los animales.
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