Ciclismo

Jaén

Gilbert se lo queda todo

Eran sólo dos kilómetros, pero parecía una vida. Un desnivel del siete por ciento, una oportunidad para los grandes, para gente que no se asusta cuando la carrera llega rápida y la carretera se empina. Gente como Philippe Gilbert. El belga se lo llevó todo, la etapa y el liderato.

El ciclista belga del Omega Pharma Lotto Philippe Gilbert celebra su victoria por delante del español Joaquim Rodríguez en la tercera etapa de la Vuelta
El ciclista belga del Omega Pharma Lotto Philippe Gilbert celebra su victoria por delante del español Joaquim Rodríguez en la tercera etapa de la Vueltalarazon

Es lo que tienen los cracks, que son egoístas a la hora de competir. Arrancó desde lejos Gilbert, sobrado de fuerzas, mientras los demás esperaban a los últimos metros para lanzar sus ataques camino del castillo de Gibralfaro. Todos menos Nibali. El italiano atacó con prisas. Pero la suya es otra carrera. Su Vuelta llega hasta Madrid. Y si por él fuera, en el primer escalón del podio.

«Me he dado cuenta de que estoy bien», reconoció el italiano. Pero a esas alturas ya las piernas pesan y su intento duró poco. Sólo sirvió para lanzar a Gilbert, que arrancó con ganas. Demasiadas.

Por detrás llegaba «Purito» Rodríguez. Con fuerzas, pero sin tiempo. «Ha arrancado muy pronto y se me ha ido en una curva muy cerrada», explicó. Cuando se dio cuenta, el belga ya estaba demasiado lejos. «Llego bien para esta Vuelta. A ver si mañana estoy tan bien», dice esperanzado. La etapa de hoy tiene un final parecido, con una rampa más corta pero más dura camino de la meta en Valdepeñas de Jaén.

Las piernas de Gilbert le quitaron el sueño a Serafín Martínez. El corredor del Xacobeo se escapó con otros seis insensatos cinco kilómetros después de la salida. Pero a Serafín se le hacían demasiados tantos compañeros. Y quiso quedarse solo a 40 kilómetros para el final.
«Cuando a falta de cuatro he visto que la diferencia era de un minuto, he pensado que podía ganar», se lamentaba el ciclista del equipo gallego. «En el último repecho se me han parado las piernas y no he podido responder». Al menos le queda el consuelo de subir al podio como propietario del maillot de líder de la montaña. Pero el premio que él esperaba era otro. La etapa sirvió para ordenar la carrera. Para situar a los buenos por delante, para demostrar que Menchov ha venido a ganar. El ruso sólo perdió 18 segundos en la meta y en la general camina a algo menos de un minuto de Gilbert. Sirvió también para confirmar que Andy Schleck ha venido de paseo. Llegará hasta donde pueda para ayudar a su hermano Franck en la pelea por el maillot rojo. Y donde pueda no está muy lejos de Málaga. «No hay excusas. No estoy como en el Tour», dice Andy, que cedió catorce minutos.

Peor llegó el que era líder hasta ayer, Mark Cavendish. Al esprínter británico se le atravesó la etapa desde el comienzo. Desde la primera cuesta. Pronto se confirmó su despedida segura del rojo. Y los minutos comenzaron a sumar hasta llegar a los 25. La de ayer no era su guerra. Su carrera vuelve a empezar mañana. Hoy, la etapa es para otro tipo de corredores. Para gente de ésa que no tiene miedo cuando la carretera se pone boca abajo. Gente como Gilbert, que amenaza con repetir. «Purito» quiere venganza.