País Vasco

El PP exigirá a Bildu que condene los 857 asesinatos de ETA

Salga por donde salga el sol de los pactos postelectorales en el País Vasco, el PP tiene ya decidida cuál será la primera medida que adoptará en la nueva Legislatura que nace del 22-M.

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El líder de los populares vascos, Antonio Basagoiti, después de analizar la situación con Mariano Rajoy, ha tomado la decisión de que el día después de que se constituyan las nuevas instituciones, en todas aquellas en las que tenga representación promoverá iniciativas de condena de todos los atentados de ETA, posiblemente, además, aludiendo una a una a las 857 víctimas que ha dejado el reguero de sangre terrorista.

El objetivo del PP es claro: si los concejales de Bildu no condenan, habrá motivos para poner en marcha una causa contra ellos, utilizando la Ley de Partidos y la reforma de la Ley Electoral que permite retirar el acta a los concejales que no condenen a ETA. PSOE y PP presentaron en octubre de 2010 una reforma de la ley electoral, después de meses de negociaciones, para poner las cosas mucho más difíciles a Batasuna y a todos los partidos que, como ANV, o en este caso Bildu, han sucedido a la formación independentista y han conseguido entrar en las instituciones. Si Bildu no se suma a la iniciativa del PP que estará formalizada a mediados de junio, y que en principio apoyarían los socialistas, los de Rajoy se dirigirán formalmente al Gobierno para pedirle que active los mecanismos legales establecidos para desalojar a los «abertzales» de sus cargos públicos.

Rajoy tomó la decisión en campaña de pasar de puntillas por la polémica sobre Bildu para no desvirtuar su estrategia electoral de orientar todos sus cañones a la crisis económica. No quería meterse en ningún jardín que le apartarse de su discurso sobre el empleo ni que pudiese servir de coartada a los socialistas para agitar el voto de la izquierda. La jugada le salió más que bien, y una vez pasadas las elecciones ha seguido siendo fiel a ese guión de tono prudente, incluso a la hora de valorar las consecuencias de la «toma» de la «izquierda abertzale» de una cuota importantísima de poder en las instituciones vascas.

Pero la coherencia con su posicionamiento tradicional en esta materia, y con sus propios votantes, le exige promover iniciativas como la adelantada por este diario, una vez que se ha calmado el río electoral y en la mesa están los elementos de juicio que han dejado las urnas.
Ayer Basagoiti advirtió de que Bildu «descoserá una por una» las instituciones si «se le deja» coger «el mando» en ayuntamientos y diputaciones, informa Ep. «Nos vamos a jugar el trabajo de 30 años en 30 días», defendió en un artículo colgado en su blog personal. A su juicio, el 22-M ha derrumbado los planteamientos de quienes «con más interés partidista que convencimiento se sumaron a la campaña de prestigio y defensa de Bildu en las horas previas al pronunciamiento del Tribunal Constitucional sobre la legitimidad de esta formación para estar en las elecciones».

Basagoiti es el que está más cómodo en el mapa de alianzas postelectorales que marca Bildu. PNV y PSE compitieron por lavarle la imagen a la coalición abertzale y ahora tienen que competir en sortearla y en daños electorales. Bildu es rival electoral de PNV y al PSE le han salido caras sus ambigüedades.

¿Las elecciones se alejan?
La actualidad política está tan movida que lo que ayer era blanco hoy es negro. Si el miércoles el ruido que llegaba del PSOE, la hipótesis de la convocatoria del Congreso extraordinario, asentaba en las filas populares la esperanza de que al final hubiera adelanto electoral, ayer la jugada de la ministra Carme Chacón tenía un lectura completamente opuesta. En Génova creen que ante el miedo a perder el pulso echado, y que José Luis Rodríguez Zapatero tuviese que salir de la secretaría general del partido antes de las generales, Chacón ha dado un paso atrás para proteger a su mentor.

Y para lo que al PP más le importa: alejar así el fantasma del adelanto electoral. Los populares creen que este movimiento no detiene la descomposición socialista, porque el terremoto en Madrid tendrá sus réplicas a nivel regional en todos los demás feudos en los que los socialistas han sufrido un descalabro. La definición del discurso es sencilla: crisis, el desgaste de Rubalcaba y resaltar el desprestigio de las siglas socialistas.