España

No va

La Razón
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Fuera preocupaciones añadidas. No va. Se queda en Madrid preparando el debate sobre el Estado de la Nación –¿qué nación?–. Inmensa alegría de los seleccionados. Villa ha podido dormir, que es lo importante. Y las autoridades que presidirán el partido desde el palco también están encantadas. Habían oído rumores de que a Zapatero le divierte sobremanera tocar la «vuvuzela», y lógicamente, la preocupación y el desánimo dominaban el inmediato futuro de dichas autoridades. Un palco con un tío soplando una «vuvuzela» nada tiene de serio y atractivo. Y también está feliz el ministro de Economía de Sudáfrica, cuyas cuentas han repuntado levemente en los últimos meses. Con Zapatero presente, el repunte se desmoronaría. Un contratiempo, el debate del Estado de la Nación. El Gabinete de Zapatero le había preparado unos cuantos chistes de humor zulú para quedar bien con sus compañeros de palco, pero no va a haber chistes. El esfuerzo, no obstante, no puede darse por inútil. Si Zapatero ha conseguido aprenderse los chistes, tiempo tendrá en el futuro para contarlos en las barras de los bares de León con su gracejo tronchante. Además, que lo de los chistes de humor zulú era peligroso. A un nativo que no sea zulú, esos chistes no le hacen ninguna gracia. El actual Presidente de la Unión Sudafricana, por poner un ejemplo, no es zulú. Conflicto diplomático superado.Zapatero tenía previsto visitar el Parque Krügger. Le encantan los animales. Y ya se había comprado un salacoff como el de «Jim de la Selva», el de los cuentos de su infancia. Hay muchas versiones de salacoff. El más recomendable –al menos el que le recomendó Javier de Paz–, es el salacoff con mosquitero guardanucas. En el Krügger existen unos insectos –los milombos–, capaces de convertir la nuca de un hombre blanco en joroba dromedaria. La única defensa contra los milombos es el salacoff con mosquitero guardanucas. Y he aquí, que después de buscarlo por Internet durante meses y adquirirlo a buen precio, no va a poder usarlo. Eso le pasa por precipitarse y hacerle excesivo caso a Javier de Paz, con quien juega al baloncesto en La Moncloa. Como de Paz es de pocos centímetros, Zapatero las encesta todas y le está muy agradecido. Un fresco.Eso sí. La final del Mundial de fútbol sin Zapatero pierde humor y alegría de la buena. Porque personas tan divertidas como Zapatero se pueden contar con los dedos de una mano. Divertidas para los que no son españoles, quiero escribir, que a los españoles nos tiene envueltos en una interminable nube de desasosiego. Ha quedado muy bien la metáfora: «Interminable nube de desasosiego». Bien, Alfonso, enhorabuena. Pero hay que seguir. Ni va Zapatero ni será representado por ministro alguno. Mejor la Reina, que nos da suerte y categoría. Se ganó a España entera la tarde-noche del partido contra Alemania. Y esa visita al vestuario de nuestros futbolistas, sonriente y cañera, dejó a muchos turulatos. Nunca se ha vestido con mayor elegancia y naturalidad la Bandera de España. Así que bien. Que vaya la Reina y Zapatero se quede preparando su intervención en el debate. El agradecimiento es unánime, clamoroso. Porque de ir, se haría acompañar por Leire Pajín, y eso no lo merece nuestra Selección. Que me pongo en la piel de Piqué o de Sergio Ramos. Alzo la mirada y veo a Leire Pajín en el palco, y me meto el gol en propia meta. Todo, menos besarla después. Ya hemos ganado, aunque se pierda la final. En todos los rincones de España, nuestra Bandera.