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Miedo a una «caza de brujas» por la Ley Antitabaco
El debate sobre la Ley Antitabaco terminó con su aprobación el pasado 21 de diciembre. Los hosteleros ya sólo tienen una opción: acatar una legislación que a las 00:00 horas de ayer entró en vigor en toda la Península.
«A las 23:55 horas del sábado empezamos a retirar los ceniceros», relataba ayer Lara, camarera de un bar-restaurante situado en la madrileña calle de la Cava Baja. «Y salvo alguno que decía que no le gustaban las imposiciones, no hubo problema», añade. Sin embargo, ahora, junto al período de adaptación y a los daños económicos que puede ocasionar la medida, se suma una nueva preocupación: las denuncias de los ciudadanos, que van a tener su altavoz en internet.
La organización Facua-Consumidores en Acción anunció ayer la habilitación de una web para que los usuarios puedan denunciar los incumplimientos de la Ley Antitabaco. «Los consumidores que detecten vulneraciones de la norma en establecimientos, recintos u organismos públicos sólo tienen que rellenar un formulario con sus datos y los de la irregularidad que quieran denunciar para trasladársela a la asociación», afirma Facua en un comunicado. Así, los consumidores podrán dirigirse al espacio facua.org/leydeltabaco.
Posteriormente, la asociación «dará traslado de las denuncias de los usuarios a las autoridades sanitarias competentes» para que «realicen inspecciones» y, de esta forma, «verifiquen las irregularidades y, en su caso, apliquen las sanciones establecidas en la norma». Y es que el propietario del local se enfrenta a multas que van de los 601 a los 10.000 euros. Las quejas no sólo estarán ceñidas a la hostelería. Facua también informará sobre los incumplimientos en centros de salud y parques de infantiles, dos de las novedades del veto al humo.
Denuncias anónimas
La iniciativa de Facua no es la única. Con motivo de la anterior Ley de 2005, organizaciones antitabaco pusieron en marcha espacios a través de la red en los que se puede denunciar. Eso sí, de manera anónima. Es el caso del Partido de los No-Fumadores. «Realizaremos un seguimiento exhaustivo para cerciorarnos de que la Administración competente cumple con su obligación, que es inspeccionar y sancionar». En www.nofumadores.org también es posible tramitar una denuncia.
Los hosteleros temen ahora una caza de brujas. «Nos parece desproporcionado y carente de sentido», afirman a este diario desde la asociación Noche Madrid, que agrupa a locales de ocio nocturno de la Comunidad madrileña. «De esta forma se promueve el acoso por culpa de unos clientes que se resisten a dejar de fumar», añaden, y recuerdan que, desde 2005, «apenas habíamos tenido una reclamación por cada millón de clientes por el tema del tabaco». Desde Noche Madrid revelan, además, su incapacidad para hacer un «seguimiento cliente por cliente» en los locales nocturnos.
Mientras, los fumadores trataban de aclimatarse ayer al nuevo escenario. En el madrileño barrio de La Latina los corrillos en torno a las puertas de los bares parecían más propios del mes de agosto que de un 2 de enero. Y las terrazas lucían exageradamente pobladas para el invierno.
Los jóvenes se lo tomaban con filosofía. «El titular que vais a poner va a ser "Congelados por fumar", ¿no?», bromeaba ayer Lucía, de 26 años. «Una amiga nos ha obligado a estar en la terraza», contaba esta joven, también fumadora, aunque va aprovechar la ocasión para abandonar el hábito. «Lo voy a dejar mañana. O igual dentro de dos días. Cuando te ponen más complicado fumar, es más fácil dejarlo», comentaba. «Estoy de acuerdo. Nadie tiene que soportar el humo del otro. Pero entonces, ¿por qué no prohíben también el tráfico?», se preguntaba su amiga Alejandra.
A los más veteranos les hizo menos gracia el hecho de exponerse al frío. Es el caso de Ricardo y Amparo. «Ahora, si me apetece tomarme el aperitivo, les diré a mis amigos que nos lo tomemos en casa, con cervecita fría», dice Ricardo. Además, cree que los perjudicados van a ser los dueños de los bares, «que se van a "comer"lo que han invertido en reformas». «Tiene que haber locales de fumadores y no fumadores. Si está prohibido, está prohibido. Respetamos a los no fumadores, pero se han pasado cien pueblos», dice Amparo.
«Es como si estuviéramos en el cole rodeados de niños chivatos»
No hay ninguna rebeldía. Los hosteleros acatan la legislación y harán todo lo que esté en su mano para respetarla. Ahora bien, la posibilidad de que alguien dé un «chivatazo» a las autoridades porque un cliente enciende un cigarro es algo que, más que amedrelantarlos, los subleva. «Nosotros también podíamos denunciar a estas organizaciones por chivatos. De hecho, voy a escribirles un mail», afirmaba ayer Víctor, dueño de la «Taberna de los conspiradores». «Es una especie de fascismo. Es como si estuviéramos con los niños chivatos del colegio», afirmaba. «¿Y si a alguien que le caigo mal va y dice que aquí se fuma mucho?», se preguntaba. «Los clientes me tienen la cabeza hasta arriba. La gente no está de acuerdo», decía ayer el dueño de otro céntrico bar que prefirió guardar el anonimato. «A mí me parece fatal. No es ético. No debe delatarse a nadie ni hay por qué chivarse». A Carmen, del bar «La Peonza», le parece bien que se pueda denunciar, aunque reconoce que ahora tendrán que estar con los ojos bien abiertos. «Tendremos que vigilar mucho más, porque cualquiera puede ir a fumar a los lavabos», dice. Ayer mismo, Carmen tuvo que recordarle a un grupo que la ley había entrado en vigor. «Déjanos un rinconcito para fumar», le suplicaron. Sin embargo, fue inflexible. «Creo que la gente se va a adaptar y se va a mentalizar», afirmó. De la misma opinión eran los dueños del bar «La Traviesa». «Es lo mejor que nos podía pasar. Es higiénico y confortable. El que quiera fumar, que salga a la calle. Nadie tiene que aguantar el humo de nadie», defendía uno de los camareros.
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