Fraudes

Nos exigen honestidad, abnegación... pero a los mayores evasores ni tocarlos que son los protegidos del propio Estado, sus chulos, sus vampiros dentro del argot masoquista-político son imprescindibles, consentidos, imitados por algunos impresentables. Supongo que se referirán o pensarán en ellos cuando interpretan descontento y frustración por el endeudamiento público. ¿Estos delincuentes de cuello blanco, los defraudadores, están exentos de sanción penal o administrativa? ¿Se oculta su identidad aunque incurran en delitos fiscales multimillonarios? ¿En momentos de crisis no es más escandaloso los recortes, el aumento del IVA y el IRPF, la sobrecarga fiscal o doble moral en apariencia para los ciudadanos e impunidad para los defraudadores descubiertos? Poca eficacia al desestimar propuestas sólidas, necesarias para la gente del pueblo y para la élite que precisa de más formación. ¿Por qué el silencio de los señores y las señoras que ostentan cargos públicos, con ideologías opuestas, respecto a sus nóminas, gratificaciones y beneficios? ¿Qué opina el pueblo ante el retroceso económico, la falta de sinceridad de algunos repre sentantes públicos que obligan al malestar con sus escandalosos códigos de conducta, poder estatal y económico, con impunidad favorecen los fraudes de las élites protegidas?
La crisis que la resuelvan los de abajo como en la Edad Media. ¿No hay eficacia para erradicar el fraude fiscal tan amparado? Que dejen ya de marearnos, que no somos tan ingenuos ni tan descerebrados para reconocer que nos engañan, que nos han engañado y que intentarán engañarnos los mismos de siempre.