Nadal contra las balas

También coinciden en que ninguno de los dos ha ganado nunca el Torneo de Maestros, pero al número uno del mundo le gustaría parecerse a Roddick en otro aspecto: el saque. Es el golpe que Rafa más ha mejorado, a base de entrenamiento. Ha pasado de ser secundario en su juego, a principal. El servicio, en cambio, es sobre lo que gira el estilo del norteamericano, el segundo más veterano de los ocho maestros, después de Federer. Es un golpe natural para él que no pierde efectividad con los años: es el segundo tenista que más «aces» ha conseguido en 2010: 784 en 63 partidos (casi trece por encuentro de media). Sólo su compatriota Isner lo supera (1.048), pero, claro, Isner apenas tiene nada más y Roddick sí posee argumentos serios.

Cañonazo a cañonazo, Andy ha forjado su leyenda y está entrando en la época de decadencia con mucha dignidad, pese a que este año ha estado alguna semana fuera del «top 10». Cada vez es más complicado ver a este ex número uno en las rondas finales de los torneos grandes (la última vez fue en la final de Wimbledon en 2009, en la que tuvo acorralado a Federer y perdió por 16-14 en el quinto set), pero no plantando cara a los mejores. El único enfrentamiento que ha tenido contra Nadal en 2010, en las semifinales del Masters 1.000 de Miami, logró el triunfo. Y su cara a cara con el balear en pistas rápidas como la de Londres es favorable, con tres triunfos por dos derrotas.

Roddick siempre es peligroso y Nadal lo sabe. El español llegó a Londres el miércoles y ya se ha adaptado a la pista. Es un tenista que necesita rodaje para ir encontrándose bien y en el Masters no hay tiempo para eso porque desde el principio juegas con los mejores. Pero por otro lado está descansado y no hay rastro de su tendinitis en el hombro ni de sus dolores de rodillas.