España
Bienvenida Mrs Merkel
La verdad es que pese a nuestro natural pesimismo, la esperanza pedigüeña está que no cesa. La cosa está en ver si nos cae algo de algún pueblo de esos que llegan a España con poderío. Primero fueron los americanos y Obama como nuevo Mr. Marshall, con el que nos partimos las cuerdas vocales cantándole aquello de: «Y viva Kansas y Michigan, y viva Texas que no está mal», al final nos salió rana y los que pensaban que se iban a hacer abanicos con dólares se quedaron con un palmo de narices. Luego le tocó darle bienvenida a Mr. Li, con el que afinamos nuestros mejores gorgoritos con eso de «Los chinos han venido, olé salero, con mil regalos, y a las niñas bonitas van a obsequiarlas con aeroplanos». Sin que al final sepamos si han comprado el país o nos vamos a tener que conformar con los negocios de todo a cien. Y ahora toca cantar el «Bienvenida Mrs.Merkel» como niños repeinados y disciplinados que sueñan con una gruesa salchicha de Frankfurt para cada uno.
En realidad, todo consiste en disfrazarse de lo que no se es para dar el pego. Si en la antigua película berlanguiana el pueblo de Villar del Río se vestía de flamenco en mitad de la estepa castellana, ahora los comités de recepción se ponen sus mejores trajes para parecer ejecutivos pudientes y tratar de convencer al visitante de que esto es un paraíso para la inversión, aunque al final a lo que vengan es a aprovechar un país en saldo.
Recibamos pues con alborozo a doña Merkel, con su imagen de jarrón de hierro, que ha logrado lo que no logró ni el Kayser ni el Tercer Reich: dominar Europa cambiando las «panzer division» por el Bundesbank. A ver si nos trae beneficios y le da una galletita a Zapatero. Por lo pronto, parece que nos viene a aliviar el paro buscando Alfredos Landa, ofreciendo puestos de trabajo. Otra vez el «¡Vente a Alemania, Pepe!» a buscarse las perras. Ojo, con una diferencia: ahora ya no somos jodidos emigrantes, ahora somos «Españoles por el mundo».
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