Andalucía

La piel del oso

La Razón
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Hay asuntos en los que los socialistas son unos cracks. Saben crear paro y fomentar la pobreza como nadie, sí; pero también ganar elecciones. Incluso en las peores condiciones. Quince días antes de las generales de 1993, con el desempleo por encima del 20 por ciento y el PSOE atrapado en la corrupción generalizada y los crímenes del GAL, el sondeo de un gran diario nacional otorgó al PP casi la mayoría absoluta. La distancia se recortó en campaña, tropezó Aznar en su segundo debate con González, y cuando los españoles hablaron en las urnas, el PP se quedó a cuatro puntos del PSOE. Tres años después, con Felipe incapaz de agotar la legislatura, una encuesta de ABC colocó al PP con 18 puntos de ventaja. «El País» pronosticó la victoria del PP en Andalucía y una posible mayoría absoluta con 178 diputados. Los españoles votaron y el PP tuvo que conformarse con sólo un punto más que el PSOE y 156 escaños. Chaves siguió gobernando en Andalucía. Falta memoria en el PP. Y sobra euforia. Si Zapatero finalmente arroja la toalla, las expectativas electorales del PSOE mejorarán automáticamente. En ese caso, ya hay quienes desde la izquierda se atreven a poner por escrito que «algún accidente o acontecimiento inesperado de suficiente impacto nacional» podría ser entonces decisivo «para borrar el desencanto de esta segunda legislatura socialista». Ocurrió tras el 11-M: el PP obtuvo 28 escaños menos de los estimados por el CIS; el PSOE, 33 más. Luego Zapatero fue reelegido en marzo de 2008 con mayor apoyo del pronosticado por las encuestas dos meses antes. Ahí están las hemerotecas.