Debate Estado Nación

Bloqueo político

La Razón
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El curso político ha terminado este año con el Debate sobre el Estado de la Nación celebrado hace unos días en el Congreso. Debate típico y tópico de tantas otras ocasiones, desactivado en esta ocasión, aunque parezca mentira, por el triunfo en el Mundial de Fútbol. Pero lo cierto es que los políticos se van de vacaciones, una vez cerradas las votaciones y las respectivas resoluciones del Debate, en la misma situación en la que nos encontrábamos antes del enfrentamiento entre Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy: es decir, con la situación totalmente encallada. La oposición pidiendo elecciones anticipadas y el presidente dispuesto a seguir hasta el final «cueste lo que cueste».Lo más importante de la situación en la que nos encontramos no es saber si ganó Rajoy o Zapatero –como si esto fuera un partido de fútbol– lo único importante es que hemos llegado a una posición sin retorno posible. Con un presidente del Gobierno acabado en sus formas; con un Ejecutivo sin programa y sin capacidad; con una crisis económica que no ve la luz; en definitiva, con un ambiente de inestabilidad institucional ayudado por la reacción del nacionalismo catalán ante la sentencia de la reforma del Estatuto y con un Zapatero que tiene una imagen cada vez más deteriorada y cada vez más fundido política y anímicamente. Estamos ante un grave bloqueo político, con un Gobierno renqueante y con un presidente agotado que no tiene salida visible. Sólo unas elecciones generales pueden provocar la reactivación institucional, económica y social que necesitamos. Mantenernos en esta inercia en la que el Gobierno se atrinchera y la oposición pide que se vaya a su casa no hace más que deteriorar a pasos agigantados la crisis política que desde luego se encuentra embotellada y precintada.Ahora previsiblemente el ritmo va a ir bajando de forma paulatina. Zapatero mantiene un mes de agosto de Consejos de Ministros y de aparente actividad en el Palacio de la Moncloa. El mes de septiembre, la vuelta a la realidad y un otoño caliente por una crisis económica que se va a agravar nos van a situar de nuevo ante la crudeza de una realidad que puede provocar de forma inexorable la convocatoria adelantada de elecciones generales. En ese itinerario no nos podemos olvidar de la ficticia huelga general convocada por los sindicatos para el mes de septiembre, que ya veremos en qué queda, y de los resultados de las elecciones catalanas, que se van a convertir, sin ningún género de dudas, en la clave para la decisión de verdad sobre el futuro de Zapatero. De esas elecciones dependerán muchas cosas. Especialmente si el presidente aguantará como sea para agotar la Legislatura o si por el contrario sí se verá obligado a ese adelanto de elecciones que ahora aparece como el fantasma maldito.Estamos en situación de bloqueo. Y esto tiene un límite, por mucho que se nos pinte el paisaje de rosa y añil. La política tiene otros colores mucho más agrios y diferentes.